Capitulo 12.

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Era momento de regresar a la universidad. El séptimo semestre estaba por iniciar, solamente dos semestres más y finalmente me graduaria en Publicidad.
Mientras caminabas en los pasillos o en las explanadas del campus podrías encontrarte con varios grupos de amigos que se saludaban amistosamente después de no verse en las vacaciones.

Mi grupo de amigos no era muy extenso, pero tenía a mi mejor amiga lo que era suficiente para mí. No necesitaba más.

Esta primera semana parece ser la más relajada pero tiene una gran importancia, pues aquí conoces a tus profesores y vas identificando con quiénes te costará trabajo o, de lo contrario, con quiénes será mucho más relajado.
Había tenido mis primeras dos clases y hasta el momento todo marchaba relajado.

Esperé a Karla en una de las mesas en la explanada principal. Para este semestre tendríamos los horarios un poco dispersos pero si compartíamos algunas clases.

— ¿Cómo llevas lo de tus padres?.— me preguntó.

— Las cosas siguen igual.— respondí.— No hablo mucho con ellos.

Y es que era verdad.

La situación se había vuelto aún más caótica estás semanas. Tuve que regresar a casa porque no me quedaba otra opción pero mi relación con mi familia no ha cambiado desde el día en que me enteré.

Mamá sigue tratando de hacerme plática pero le respondo solo cuando es necesario. A papá no lo he visto, lo único que me doy cuenta es que cada vez faltan más sus cosas.
Con Aarón, lo he ignorado por completo. Incluso con el inicio de sus rehabilitaciones no nos hemos cruzado mucho en la casa.

— Y no has considerado intentar arreglar las cosas con tu hermano.

No me sorprendía el hecho de que Karla tratara de hacerme cambiar de actitud con mi hermano. Seguramente se lo ha pedido.
Pero simplemente no voy a ceder, al menos no tan fácil.

— No, por el momento no.

Me veía negando con la cabeza.

Ya no pudo decirme algo más porque mi celular comenzó a sonar.

— ¿No vas a contestar?.

Suspiré. Miré la pantalla y vi de quién se trataba, simplemente dejé que siguiera sonando.

— No.

Si, también había estado ignorando a Emilio. Después del beso que nos dimos todo se volvió confuso. No respondía sus llamadas, ni sus múltiples mensajes que me dejaba, incluso buscándome por Instagram.
En el fondo estaba molesta con él porque había roto una de las principales reglas que habíamos acordado.

Nada de besos, ni muestras de cariño.

Posiblemente sea la forma más inmadura de olvidar aquel momento, pero no me quedaba otra opción porque ese beso se reproducía en mi mente a cada rato haciéndome sentir cosas que quería evitar a toda costa.

La campana de clases se hizo presente. El pequeño descanso que teníamos se había terminado.

Saliendo de la universidad, Karla y yo caminamos hacia el centro comercial. Mi amiga quería comprar un vestido que vio en una cuenta de Instagram que acababa de salir, con el pretexto de usarlo en su fiesta de cumpleaños que sería dentro de dos semanas.

𝗖𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮 𝗹𝗮𝘀 𝗿𝗲𝗴𝗹𝗮𝘀 / 𝗘𝗺𝗶𝗹𝗶𝗼 𝗟𝗮𝗿𝗮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora