Capitulo 17.

1.1K 83 18
                                    

No te olvides de comentar y votar.⭐
...





Eran las diez de la mañana cuando me desperté. Quería salir a correr un rato así que me puse ropa deportiva. Bajé a la cocina para preparar una botella con agua, me llevé un gran susto al ver a Christian revisando el refrigerador. Mi gritó hizo que mostrará su cabeza y volteara a verme.

— Lo siento, no quería asustarte.

— Si, bueno, no esperaba verte aquí.— respondí.

Y no le estaba mintiendo, honestamente no esperaba que estuviera en mi casa.

— Anoche tu hermano se pasó de copas y ya no estaba bien. No iba a dejar que hiciera el ridículo o le pasará algo peor.— explicó.— Es por eso que decidí quedarme a dormir, espero que no te moleste.

Le agradecía que se encargará de cuidar a mi hermano. Anoche fuí a dormirme un poco antes porque ya no aguantaba el frío y Karla también se fue antes de lo esperado, por esa razón ya no le ví más sentido quedarme.

Ya no supe que sucedió con Aarón pero si bebió tanto como Christian me contó, estoy segura que no se levantará hasta ya muy tarde.

— No me molesta, al contrario, te lo agradezco.— contesté.— Aunque me hubiera gustado saber para mínimo darte una cobija o algo.

— Descuida Regi, estuve bien.

— Supongo que Aarón tendrá una buena resaca, aprovecharé para comprarle un suero.

— ¿Saldrás?.

Asentí.— Iré a correr un poco pero pensándolo bien creo que solo caminaré.

Rió.

— ¿Puedo acompañarte?.

No voy a negarlo, me tomó por sorpresa. Pero por alguna extraña razón, no podía decirle que no.

— Claro.— contesté con una sonrisa.

Ambos salimos de casa y comenzamos a caminar. Al principio nadie decía nada, solo nos mirábamos por momentos y dejábamos que el frío aire golpeará nuestros rostros.

Me sentía un poco incómoda pero no por la compañía de Christian, más bien era el gran silencio que habíamos mantenido como por diez minutos.

Hasta que él lo rompió.

— No recordaba el frío que hacía en la Ciudad de México.— expresó.— En Monterrey casi siempre hace mucho calor.

— Si, algo he escuchado.

— Creo que extrañaba este clima.

Se puso serio de repente, tomó asiento en la banqueta. Me senté junto a él.

— De hecho hay mucho que extrañaba de aquí.— habló melancólico.

Fue en ese momento que me dí cuenta que la mudanza también había sido dura para él, y lo entendía. Había pasado por lo mismo hace tiempo.

— Se cómo se siente eso. Llegas y terminas encariñándote con todo, para que después tengas que despedirte de nuevo.

— Es cierto.— respondió.— Eres la única persona con quién he hablado esto.

¿Sentí bonito? Claro que sí.

— Bueno, gracias por la confianza.

Tuvimos un ligero contacto visual hasta que se vió interrumpido por su celular. Dejé que atendiera su llamada.

— Debo irme.— me dijo.— Te acompaño a casa.

— No, tranquilo, no hace falta.

— ¿Segura?.

𝗖𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮 𝗹𝗮𝘀 𝗿𝗲𝗴𝗹𝗮𝘀 / 𝗘𝗺𝗶𝗹𝗶𝗼 𝗟𝗮𝗿𝗮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora