Capitulo 35

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—señora Diggory —tartamudeo Harry con nerviosismo. Hace días que no la veía, era incapaz de negar que estuvo deseoso de verla. Davina Diggory parpadeo con rapidez, volteando hacia Harry con sorpresa.

—¡Harry! es un gusto volver a ver tan hermoso rostro. —saludo la señora Diggory con una sonrisa. Sonrisa que no le llego a los ojos, aun llorosos y deslumbrantes por las retenidas lágrimas.

—¿Se encuentra bien, señora Diggory? —Harry miraba a la señora Diggory con angustia y vacilación. Sintiendo de alguna forma que invadía la vida personal de la señora Diggory. ¿y si ella ya no quiere estar cerca de mi si indago en su vida? —pensó Harry con temor.

La señora Diggory sonrió con tristeza, siendo más un simple levantamiento de labios. Había dolor en su mirada y sus ojos brillaron por culpa de las lágrimas.

—Sí, Harry. No pasa nada. Tan solo rememoraba el pasado. —rio con tristeza intentando ignorar el rostro preocupado de Harry—. ¿A dónde se dirigía usted señor Potter? —se acercó al rostro de Harry con una sonrisa juguetona y confidencial—, no me diga que se saltó la clase.

—No —rio Harry ante la mirada de la señora Diggory— me dolió mi cicatriz en clase de adivinación y salí para ir a la enfermería.

—Por lo que yo sé la enfermería está a dos pasillos de aquí, y la torre de adivinación está a tres pasillos. —la señora Diggory sonrió traviesa— usted no se dirigía a la enfermería.

Las mejillas de Harry se sonrojaron al verse descubierto, encogiéndose sobre sí mismo.

—Es que no quería regresar a tiempo a la clase de adivinación. No me gusta.

—Debió tomar otra clase —aconsejo la señora Diggory.

—Es que... —las orejas de Harry se sonrojaron esta vez. ¿Era bueno decirle la verdad a la señora Diggory?— es una calificación segura. —confeso Harry con un pequeño tartamudeo.

La señora Diggory soltó una risotada que atravesó todo el corredor.

—Que mente tan traviesa tiene usted señor Potter.

Un silencio los cubrió, pero no era asfixiante o incomodo, más bien, relajante y cómodo.

—Hoy es el cumpleaños de mi hijo Héctor. —murmuro la señora Diggory con nostalgia mirando de nuevo el exterior del castillo.

—¿Héctor? —Harry intento recordar quien era, pero no podía recordarlo. Tampoco recordaba ver alguien más en el torneo ¿Será uno de los chicos que llego después?

—Mi primogénito —musito por lo bajo, con dolor.

—Creí que la primogénita era Elena. —comentó Harry para si en voz alta, un tanto perdido.

La señora Diggory sonrió con fuerza.

—Elena es mi tercera hija. —rebelo con una pequeña risa. Levanto un dedo diciendo a continuación:— Héctor. —otro dedo— Alec. Helena. Cedric. Orion. Jonathan. Lydia. y Hope.

Harry asintió reteniendo la información en su cabeza.

—¿Cuántos cumple?

—Veintiuno —dijo Davina con voz ahogada.

—¿Qué le gusta? —puedo comprar un regalo y enviarlo por una lechuza, o puedo pedirle a Cedric que envié mi regalo a su hermano. Aunque no lo conozco... ¿Debo darle un regalo? ¿Se vera mal que mande un regalo a alguien que no conozco? pero es familia de Cedric. Sera obvio que quiero tener una buena impresión. 

—¿Por qué la pregunta?

—Pensé en enviarle algo. Pero no lo conozco... así que no sé si sea correcto.

Traición (Libro 2)Where stories live. Discover now