APOCALIPSIS ✔

Capítulo 8

Narra Alexandra

Despierto de lo que parece haber sido un sueño por los ruidos fuertes de cosas estrellándose contra los muros del lugar donde mi familia y yo nos hemos hospedado toda mi vida, mi dulce y cálido hogar.

Los gritos se escuchan a través de todo el lugar, alguien o algo ha entrado a mi casa.

El caos parece haber inundado las calles de la cuidad puesto que los gritos de las personas y el ruido de autos derrapando y chocando contra algo llegan a mis oídos.

No comprendo que es lo que sucede, mi mente sigue algo anonada por haber dormido toda la tarde.

Los gritos de terror se han convertido en gritos de dolor y es justo eso lo que hace que reaccione y salga corriendo de mi habitación en dirección a las escaleras para después bajarlas a una rapidez que ni yo conocía y llegar al salón principal de mi hogar.

Al detenerme en la entrada del salón noto los fuertes latidos de mi corazón palpitar y mi respiración agitada intentando retomar el aire que he perdido, veo todo lo que ocurre a mi alrededor en cámara lenta.

Hay un hombre peleando contra mi padre justo en el centro de la habitación, ese hombre esta lleno de sangre y parece ser más rápido y fuerte que mi padre quien logro ver que está en una desventaja notoria, la sangre se desliza por todo su cuello empapando poco a poco su camisa favorita, aquella camisa que siempre usaba en ocasiones especiales y que mi madre le había regalado para uno de sus aniversarios.

Recorro la habitación con mi mirada en busca del resto de mi familia, pero solo logro ver a mis hermanos al fondo de esta...

Me quedo paralizada y mis ojos se cristalizan al ver a mi hermano Mark con sangre cubriendo toda su vestimenta, parece estar arrodillado ante alguien sollozando pues su cuerpo se sacude ligeramente, hay un pequeño cuerpo frente a él...

No...

No puede ser ella...

—¡MARK! —grito en dirección a él llamando su atención.

Siento mi alma salir de mí al ver como levanta su mirada permitiéndome ver quien está entre sus brazos...

Mis ojos se abren de par en par al ver a Camila, nuestra hermana pequeña, entre sus brazos, llena de sangre y con múltiples heridas en todo su cuerpo, heridas parecidas a mordidas...

No pudo haber llegado hasta aquí, me rehúso a creer aquello...

Todo ocurre en cuestión de segundos, veo a mi hermanita soltar su último suspiro mientras el brillo de sus tiernos ojos desaparece para siempre, una lagrima recorre su mejilla hasta caer en la alfombra de nuestro hogar.

—¡CORRE! ¡NO TE DETENGAS POR NADA! —escucho la voz distorsionada de mi padre en medio de mi shock haciéndome reaccionar antes de verlo aventarse en dirección a aquel hombre y abrazarlo con fuerza en un intento de frenarlo. —No olvides que te amo con todo mi corazón, cariño. Perdón por dejarte... —dice girando su cabeza en mi dirección viéndome fijamente, su voz se hace cada vez más débil, un grito sale de él al ser mordido por aquel hombre.