Una nueva jóven llegaría al instituto japonés más codiciado por los aspirantes a héroes desde generaciones antiguas entre ellos los actuales miembros del curso 2-A. Ella era tan solo un ser más, entonces...
¿Por qué causaba tanta conmoción?
¿Quién...
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— ¿cómo que la perdiste? — el peli negro suspira bastante irritado, se peina los cabellos e intimida al rubio de mayor contextura.
— te digo, yo solo la dejé ahí — señala la cama vacía arrugada sin ella — y ya no está — se excusa.
Katsuki, quien había escuchado la conversación desde el inicio, apretó el puño indignado, giró su cuerpo e inmediato recuperó la postura. Mientras, la rubia alzaba su azulada vista, estaba solo con un camisón largo que cubría solo la zona de su ropa íntima baja, al percatarse se ruborizó.
— Kat-chan — susurra apenada, el rubio no pudo evitar mirar con descaro la piel expuesta de quien en secreto admiraba.
— te están buscando — su tono desinteresado no concordaba con su mirada codiciosa.
— ¿el profesor? — inclinando un poco su torso aprecia a ambos docentes discutiendo entre ellos — pero que energía.
— quítate tonta — gruñe de la nada apartando de forma repentina a su compañera.
Sus mejillas ardían con bastante fuerza, su mano cubrió bruscamente sus labios antes de ignorar los fuertes latidos que parecían amenazar con delatarle. ____ se quejó suavemente debido al rudo comportamiento de Katsuki, se adentró en el cuarto para buscar una falda e ir rápidamente donde sus maestros le esperaban.
____ debatía con sus profesores de sus actos pasados buscando un acuerdo que convenga a ambos bandos, en cuanto a los demás jóvenes, ellos se agrupaban poco a poco en la sala de estar, todos rodeando al hombre en la jaula. El rubio dió la señal al peli rojo quien contento fue a dar a conocer la noticia al resto, fue entonces que para el peli vino el verdadero tormento comenzó.
— ¿sabías que nuestros dedos son tan delicados como las zanahorias? — habla Denki con una sonrisa emocionada.
— si — se limita a responder el peli vino aburrido — por eso tu cerebro impide que te los comas — suspira.
— pero no dedos ajenos a los míos — susurra el joven con algo de molestía — ¿sabías que piedra, papel y tijera son todos saludos? — vuelve a preguntar Denki, mientras mineta comprobaba que los datos fueran veridicos.
— si — repite agotado
— ¡si funciona! — asombrado el de pequeña estatura demuestra lo dicho por su compañero.
— ¿cuánto lleva haciendo preguntas? — una somnolienta peli negra aparece con un fuerte dolor de cabeza, en su mano un tecito.
— lleva dos... — responde el peli negro de apariencia hibrida olvidando terminar la oración.
— ¿horas? — mirando con compasión al hombre la fémina se sentó en la mesa del comedor.
— minutos — corrige el de codos adhesivos, mirando las pastillas en la mesa — ¿aún te duele?
