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El emperador del Imperio Eldaim, Kim Seong, se acostó en su cama y bebió la medicina.

Luego miró a su hijo Seokjin, con ojos sin vida.

—Pensar que primero vendrías a buscarme así... Debe ser algo especial.

Ante sus palabras, Seokjin bajó la mirada, haciendo una reverencia, dijo —Por favor, perdóneme por mi falta de respeto, Su Majestad.

—Suficiente.

El emperador no era de los que se conmovían con tales palabras.

Su voz era fría, sabiendo que su tono heriría el orgullo de Seokjin.

Su hijo era un tonto, estaba contemplando cuándo él entraría en razón cuando volvió a hablar.

—Aunque es tarde por favor mire con buenos ojos a su hijo que ahora intenta cumplir con su deber como su hijo obediente.

Sus palabras eran tan dulces como la miel, no eran el tipo de palabras que Seokjin suele decir.

Las cejas del emperador se alzaron con asombro, Seokjin se acercó a su lado.

—Debo haberte preocupado últimamente —dijo.

En realidad no importaba si el emperador se había preocupado o no.

Lo importante era que Seokjin demostrara que pensaba en él y en su bienestar.

—He venido a saludaros para que no tengáis que preocuparos, ya casi me he recuperado del todo.

Seokjin tomó el plato con la tetera y las tazas que un asistente traía para el emperador. Le ayudó a beber el té con una cuchara de plata, sus acciones eran tan naturales como el agua que fluía.

¿Eran ciertos los rumores?

Le habían informado de que la actitud de Seokjin había cambiado considerablemente tras el incidente del envenenamiento.

Decían que ahora había piedad y generosidad en sus palabras y acciones.

Él no recordaba cuándo su hijo había sido amable, salvo cuando era muy joven.

En algún momento, la relación entre padre e hijo se había distanciado.

Seokjin se sentía incómodo cerca del emperador y éste empezó a sentir desprecio por él.

Pero ahora, Seokjin no parecía incómodo en absoluto mientras se sentaba en la silla junto a él y lo atendía.

—¿De quién es este complot?

El emperador había vivido como gobernante toda su vida, este tipo de incidentes nunca ocurrían por sí solos.

Empezó a preguntarse si tanto el proceso de búsqueda del culpable como las consecuencias del incidente habían sido inventados.

"¿Es consciente de que Taehyung es el verdadero culpable?" Se preguntó el emperador.

Para ganar tiempo, Seokjin tomó un pañuelo de seda de un sirviente y limpió suavemente los labios del emperador.

La pregunta del emperador era abierta y ambigua, como se esperaba de un político experimentado.

El Seokjin del pasado seguramente habría caído en la trampa pero, en cambio habló con astucia.

—Por favor, mírame con amabilidad.

Su voz era inesperadamente suave.

Además, su sonrisa serena no era la de un joven inmaduro y el emperador se sintió interiormente impresionado.

The Emperor's Doll - KookjinWhere stories live. Discover now