48. Correr el Riesgo

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El azabache salió de su casa rápidamente mientras acomodaba su chaqueta de mezclilla, desviando su mirada hasta su casa para verificar que efectivamente sus padres se encontraban observando a través de una de las ventanas, Jeno había llegado antes de lo acordado y no había dejado de tocar la bocina cada dos minutos, obligándolo a salir corriendo para que se detuviera, pero el mayor solo lo observaba con una encantadora sonrisa en sus labios, apoyado en su automóvil mientras esperaba que llegara a él.

—Disculpa ¿Qué crees que haces? —Cuestionó él empujando el hombro del mayor con nerviosismo—. ¿Acaso quieres que todos salgan a ver que sucede?

—No, pero que vean que vengo por ti no me importa —Aclaró el rubio sonriendo ampliamente mientras estiraba sus brazos para poder enganchar dos de sus dedos en las trabillas del oscuro jean que llevaba puesto, acercandolo con calma.

—No debí haberlo hecho... ¿Qué te sucede? ¿Por qué actuas así? —Se quejó él mientras intentaba alejarse del mayor, sintiendo como este lo apresaba con ambos brazos en su cintura—. Basta

—Na Jaemin, te averguenza decir lo que hicimos —Acusó el mayor soltando una suave risa mientras se acercaba para robar un beso casto al menor, provocando que se congelara por un par de segundos—. Yo lo diré con todas sus letras s-e-x-o, tuvimos sexo o hicimos el amor, como quieras llamarlo —Susurró esta vez sonriendo ampliamente, recibiendo un golpe de parte del menor.

—Eres...un completo desvergonzado, crees que porque tuvimos sexo voy a comportarme dócil contigo, olvídalo Jeno, te tengo aquí —Murmuró el azabache levantando su mano para señalar su palma, abriendo levemente sus ojos llenos de advertencia—. Te falta mucho para que logres que yo...

—Me diste la mejor noche en mucho tiempo —Murmuró el mayor levantando su mano para colocarla en la mejilla del menor, interrumpiendolo al colocar su pulgar sobre sus finos y rosados labios—. Gracias por permitirme sentir tu cuerpo, solo hiciste que me diera cuenta de lo mucho que me encantas...

Jaemin frunció levemente sus labios mientras desviaba su mirada completamente alterado por las palabras del mayor, las manos de este no tardaron en regresar a su cintura, acercandolo a él para poder descansar su rostro en el del menor, sonriendo levemente al notar los escasos centímetros que separaban sus labios.

—No me vas a dar un beso ¿cierto? —Preguntó el mayor apretando suavemente su cintura para llamar su atención.

—No, aparte... mis padres están mirando —Bufó él mientras hacia una mueca con sus labios.

—Tú papá nos vio besandonos en tu habitación, me tenías semidesnudo...

—¡Eso no es cierto! —Exclamó él abriendo levemente sus ojos mientras se alejaba del mayor, amenazando con golpearlo—. Lárgate, bastardo

—Claro que no, ven aquí —Carcajeo el rubio envolviendo colocándose frente al menor envolviendo su cintura mientras lo obligaba a caminar hacia atrás—. Dije que quería comer contigo, así que eso haremos...

—¿Qué te hace pensar que quiero ir contigo? —Atacó él alzando sus cejas mientras volteaba a verlo.

—Tú... se que mueres por ir a comer conmigo, quiero disculparme por no haber estado junto a ti cuando despertaste, no quiero que te hagas ideas erróneas, así que te propongo pasar un aburrido día sabado conmigo y tal vez el domingo también, o todos los días que quieras —Comentó Jeno ladeando su cabeza un poco, sonriendo de lado mientras se acercaba al menor, robandole un nuevo beso casto—. Me gustas, no... no me gustas, es mucho más que eso.

—¿Qué? Ahora me diras que mágicamente estas enamorado de mí luego de tener sexo...

—¿Y sí fuera así? —Preguntó el rubio observándolo con más seriedad, sabiendo que el menor comenzaba a hacerse miles de ideas al ver como este bajaba su mirada con intenciones de escapar—. Solo déjame aclararte algo Jaemin, que me gustes o que este enamorado de ti no tiene nada que ver con lo que paso anoche, esto es desde hace mucho tiempo, y ahora solo quiero demostrarlo sin importarme dónde o con quien estemos, este bastardo esta completamente a tus pies, en la palma de tu mano... dónde tu quieras que este porque realmente me encantas.

Jaemin sonrió levemente mientras inclinaba su cabeza, apoyándola en el hombro del mayor mientras golpeaba su abdomen, tomándolo desprevenido, el rubio a pesar de haberse quejado e inclinado su cuerpo había terminado siendo besado por el azabache, quién ahora envolvía su rostro con ambas manos mientras sentía los labios del mayor moverse al compás de los suyos, con calma y calidez.

—Entonces si me lo gané...

—Sí, ahora llévame a comer —Murmuró él sonriéndo levemente mientras se alejaba del mayor, girando su cuerpo para poder abrir la puerta del auto.

—Entonces eso quiere decir que aceptas pasar el fin de semana conmigo —Acotó el mayor mientras veía al menor entrar al auto.

—No te pases, solo acepte ir a comer... tal vez luego vea si corro el riesgo de quedarme contigo o no —Murmuró esto último mientras el mayor rodeaba el automóvil, siendo incapaz de escucharlo bien.

Ni siquiera era capaz de admitir lo increíble que había sido toda esa tarde con Jeno, incluso cuando intentaba hacerse el interesante, el rubio terminaba provocando que cediera de alguna manera; se sentía como cuando era unidos, cuando eran amigos y solían pasar el día juntos en diferentes locales de juegos, era tan íntimo y cálido que Jaemin había terminado correspondiendo cada abrazo y beso que el mayor le daba sin verguenza alguna.

El mayor terminaba ganando la mayoría de los juegos incluso cuando Jaemin intentaba jugar sucio, distrayendo de la manera que primero se le ocurría, entre ellas besarlo, coquetearle, o simplemente observandolo fijamente, dejando que sus ojos se encargaran de girar todo a su favor, pero aquellas veces habían sido las únicas llenas de victoria y Jeno terminaba escapando de su mirada con los nervios de punta.

Cada coqueteo había sido correspondido, colocándolo nervioso de sobremanera, provocando que se desconcentrara en la partida, cada beso con el que había intentado distraer al rubio había sido correspondido con más intensidad de la que él iniciaba e incluso si trataba de ser él quien ganara, terminaba siendo derrotado por el mayor, quien para al terminar de pasar por todos las maquinas, termino con un pequeño rollo de tickets en su mano, el cual habia sido enrollado por el azabache, completamente indignado de haber obtenido menos que el rubio.

—¿Entonces que quieres llevar con todos estos tickets? —Preguntó lleno de sorpresa ante la cantidad de papeles que había ganado el joven—. Estos son los peluches más grandes que tenemos, incluso te sobrarían...

El rubio aparto su mirada de los peluches y frunció levemente sus labios mientras volteaba a ver al menor, quién observaba con atención un peluche en particular, una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro mientras se volvía a mirar al adulto, señalando el peluche de conejo, el hombre no tardó en entregárselo para comenzar a contar los tickets y cortar la cantidad que tenía el peluche.

—Ten, es para ti —Dijo el rubio pegando el peluche al pecho del menor, tomándolo por sorpresa—. Se parece a ti.

Jaemin tomó el peluche entre sus brazos y lo observo con una amplia sonrisa, siendo interrumpido por el adulto cuando le pidio sus tickets, contándolos rápidamente para poder indicarle que podía llevar, la diferencia de tamaño entre los obsequios que podía llevar con los que le habían tocado al mayor era descomunal, pero aún así volteó a ver a este, sonriendo con algo de burla mientras se disponía a señalar un peluche blanco de perro, recibiendolo para poder entregárselo al rubio.

—También se parece a ti, a ambos les gusta andar besando y lamiendo por todos lados.

Jeno ni siquiera fue capaz de disimular su sonrojo, sus ojos se abrieron de golpe al ver la amplia sonrisa burlesca que el menor tenía al pasar junto a él, su nerviosa mirada no tardo en posarse sobre el adulto, quien parecía impactado con las palabras del azabache; sin siquiera pensarlo dos veces, salió rápidamente de allí, siguiendo los pasos del menor mientras sostenía el peluche mediano entre sus brazos.

—¡Na Jaemin!

—¡Lee Jeno! —Imitó el azabache deteniendo sus pasos para encarar al mayor, sonriendo complemente orgulloso de su hazaña.

Pero incluso cuando Jaemin estaba preparado para escuchar las quejas o el regaño del mayor por haberlo avergonzado, lo único que recibió fue un beso, un lento, profundo y muy húmedo beso por parte de este, sintiéndose mareado mientras el rubio ladeaba su cabeza, intentado colocarla de alguna manera que  o fuera tan visible a la vista de los demás, y luego de alejarse, con sus respiraciones completamente aceleradas por el largo beso, se dispuso a deslizar la punta de su lengua por los labios ajenos antes de alejarse y tomar su mano para llevárselo a rastras mientras Jaemin procesaba lo sucedido recientemente.

Saekki •NoMin• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora