Comprendí que tenía dos versiones una que jamás se apagaría pero tenía que hacerlo porque a las personas felices siempre las lastiman primero. Y a las que no lo son ya no les hacen daño ¿sabes por qué?
Porque ya están lastimadas.
La versión feliz, la de la niña que correteaba feliz en los parques la enterré junto a él. Fui transformando una nueva yo una que no se paraba a pensar en quien saldría lastimado o si las palabras les dolían. Yo era la que terminaba lastimada, siempre el dolor volvía a uno.
Todos los días fingía muy bien el no sentir pero en la noche me daba cuenta que la pequeña niña feliz nunca fue enterrada en el lecho de su padre solo fue encerrada en lo alto de una torre llena de espinas.
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Estar rotos
Short StoryEsto es por nosotros que nos enamoramos de nuestra soledad y nos curamos en silencio.