pensamiento 16

9 4 0
                                    

Al final con trece años comprendí a estar rota y sabes aceptarlo, a saber que había más personas rotas y con historias tristes.

Aprendí que mi corazón martillado si tenía otra mitad, una igual de martillada que él.

Que tenía una familia en otro lugar en el mundo, una familia igual de rota que yo, una familia con problemas y sus altibajos. Lo importante era lo mucho que nos amábamos.

Estar rotos no nos hace mal, no querer aceptarlo si. Hundirse en el dolor nos daña más de lo que estamos. Alejarse de la ayuda es lo malo, sanar en silencio no.

Estar rotos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora