Con los ojos bien abiertos en la noche, atenta a que nada pase. Con cuidado de volverme frágil, con cuidado que la mentira no caiga.
Cuando nadie veía yo volvía a ser la pequeña niña, pero no la feliz, no. Una que lloraba y se volvía diminuta, una que se sentía insignificante ante el inmenso mundo a su alrededor.
Cuando se cae la máscara y los muros a mi alrededor, las lágrimas caen junto a ellos. Y en la oscuridad de la noche cuando todos duermen y nadie puede decirte lo mucho que lo siento, que ya no hay ojos que te miran con lastima y pena. Cuando dejas que todo salga y te lamentas, ahí es cuando te liberas. En ese momento que sabes que estás tan roto que no quieres joder a mas nadie a tu lado, prefieres caer solo antes que ser el pedo de alguien mas.
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Estar rotos
Short StoryEsto es por nosotros que nos enamoramos de nuestra soledad y nos curamos en silencio.