Un estanque en secreto - [Jenlisa adaptación]

Parte 8

"Entonces, ¿qué es lo que haces ahí abajo?", preguntó Jennie.

Minho le entregó la papa que acababa de pelar. "Nosotros... salimos" dijo.

"¿Salieron? ¿Tú y esta... Esta amiga tuya?"

Ella no sabía por qué, pero pensó que se sentiría mejor si se hubiera hecho amigo de un niño. ¿Pero una chica? ¿Lisa? Ella pensó en sus amigos de la escuela ¿hubo una Lisa? ¿Se había enamorado de ella?.

"Me gusta cuando tenemos puré de papas", dijo.

"Yo sé que a ti también te gusta el pollo frito".

"Es uno de mis favoritos". Salió del taburete en el que había estado de pie junto al fregadero y se limpió las manos con la toalla. "Voy a jugar mi juego", dijo, salió corriendo de la habitación sin esperar su repuesta.

Ella continuó cortando las papas, preguntándose qué demonios debía hacer. Bueno, para empezar, ella necesitaba pasar más tiempo con él. Por supuesto, ella sabía que lo hacía. Pero... se detuvo, mirando alrededor de la cocina. Todavía era más la casa de Sunny, la bisabuela Kim, que de ella.
Para apaciguar a Jessica, había estado dando pequeños pasos para guardar las cosas viejas y sacar las suyas. Jessica nunca se dió cuenta. Pero un comentario como, "Oh, eso significó mucho para ella... es una pena que no te guste" seguía casi todos los movimientos que hizo.

Esa fue realmente su excusa para dejar que Minho se fuera solo. Ella no podía vivir aquí, en la casa de otra persona, y fingir que era de ella. Ella simplemente no podía. Todas sus cajas fueron guardadas en una habitación libre y ella había estado, poco a poco, sacando sus cosas y guardando las pertenencias de Sunny en el interior.  La sala de estar ya empezaba a parecerse a su hogar, con el televisor grande que había traído. Así como sus dormitorios. Eso fue lo primero que ella había arreglado. ¿La gran sala? No, no tanto. Esa es una de las razones por la que rara vez entraba allí. Era una casa grande, vieja pero grande y espaciosa.
Una enorme cocina con espacio suficiente para su pequeña mesa. El comedor formal todavía seguía amueblado como lo había estado siempre, incluida la bonita vitrina. Todavía tenían que usarlo y no tenía planes de moverlo. Ella había decorado sus dos baños. El último lugar para decorar fue la cocina. Pensó que ya estaría terminada para este momento, pero tuvo que parar al intentar quitar el papel tapiz de ambas paredes. Jessica se había horrorizado solo de saber que lo quitaría, pero ella le había dicho, una vez más, que, si iban a vivir allí, sería su hogar, no el de la bisabuela Kim.

Sin embargo, cuando terminara, haría algunos planes para ella y para Minho. Había un parque estatal no muy lejos de ellos: Garner. Justo en el Río Frío, sería un buen lugar para ir y nadar este verano. Jessi le había comunicado que estaría extremadamente ocupado y lleno de gente este fin de semana, pero igual Jennie se arriesgaría a ir.
Y un fin de semana no muy lejano, haría un viaje de regreso a San Antonio para ver a su familia. Sabía que a Minho le encantaría pasar un par de días en la piscina de sus padres. Tal vez entonces se olvidaría de esta supuesta amiga suya... este personaje de Lisa que se había inventado.

"La abuela está aquí", llamó Minho segundos antes de que Barney ladrara.

"Genial", murmuró, mirando el vaso de vino que apenas había tocado.

La sartén de hierro fundido de Sunny ya estaba en la estufa, lista para el pollo bien sazonado que estaba a punto de freír. Las papas estaban empezando a hervir y ella les bajó la intensidad.
Estaba consternada, avergonzada, de que no hubiera ningún vegetal a la vista. Jessica sin duda tendría un comentario que hacerle al respecto.

"Bueno, veo que el perro todavía está en la casa", dijo Jessica mientras entraba en la cocina, " Sunny tendría un ataque si lo supiera".

Reteniendo la réplica que tenía en la punta de su lengua, Jennie buscó su copa de vino. Habían pasado dos días desde que había visto a Jessica. Pensó que tal vez estaba enojada porque Minho había rechazado su invitación al campamento de la iglesia, O tal vez, en realidad estaba considerando que había pasado demasiado tiempo con ellos y estaba dándoles su respectivo espacio.