Capítulo 11

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Hacia una semana que había tenido lugar la boda de los padres de Ferran. 

Todo seguía igual. Y cuando digo todo, es todo. 

Ferrán y yo seguíamos actuando como novios sin ningún propósito, la boda de sus padres ya había tenido lugar, ¿por qué seguíamos fingiendo? Parecía que ninguno de los dos quería separarse del otro. 

No nos habíamos vuelto a besar desde la primera y única vez que lo habíamos hecho. Aún recuerdo la calma y el calor que sentí en el corazón al tener sus labios sobre los míos, y las vueltas que dió mi cabeza al intentar entender lo que me pasaba para reaccionar así.

-¿Em? ¿Me estás escuchando?

Miré hacia arriba y vi como el moreno bajaba su cabeza para mirarme. Él estaba con la espalda apoyada en un árbol y yo estaba tumbada sobre su pecho. Mi espalda estaba pegada a él y me abrazaba por el cuello.

-¿Qué? No perdona, ¿qué me decías?

-¿Cómo está tu sobrino? ¿Y tu hermano?

Sonreí. Me gustaba que se preocupara por mi familia. 

-Ambos están bien. Hace dos días pudieron volver a casa e instalarse en el piso que se han comprado aquí para estar más cerca de Lu y de mi

-Me alegro mucho nena

Noté como me besaba el pelo y sonreí inconscientemente. Cuando me di cuenta de ello, quité la sonrisa en menos de un segundo.

Nos quedamos un rato en silencio. Podía sentir como la figura de Ferrán me transmitía un calor en el que me sentía cómoda y segura. Sinceramente estaba muy a gusto aquí con él, casi podía hasta quedarme dormida sin pensarlo.

-¡EMILY! ¡EMILY!

Aquellos gritos me despertaron de inmediato y me puse alerta. ¿Quién cojones gritaba así?

Mis ojos se abrieron asombrados y preocupados cuando vi salir a mi hermana pequeña del edificio corriendo hacia mi. Mi cabeza no asimilaba lo que estaba pasando. Ella debería estar en el colegio, mi madre tendría que... Oh no, mierda.

Cuando Lu llegó hasta nosotros se tiró a mis brazos y empezó a llorar desconsoladamente. Mi corazón se rompió en mil pedazos y abracé con fuerza a mi hermana. ¿Qué cojones había pasado? Intenté separar a Lu de mi cuerpo e hice que me mirara.

-Lu, cariño, ¿qué ha pasado? ¿No tendrías que estar en clase?

Mi hermana se intentó quitar las lágrimas con los puños de su mano. 

-Ma-má n-no se mo-movía

Un frío desgarrador se instaló en mi cuerpo. Miré hacia atrás sin saber que hacer. Mi mirada se cruzó con la de Ferrán y este tenía la misma cara que yo. Volví a mirar a mi hermana, sin saber que cojones hacer. 

-¿No estaba dormida?

Mi hermana negó.

-Habían botellas de cristal a su alrededor y un polvito blanco en la mesa

Cerré los ojos con fuerza. Mierda, mierda y mierda. ¿Cómo había sido capaz? ¿Ahora también era drogadicta? La rabia se instaló en mí. Tenía que ir a casa, ahora. 

Me levanté de un salto y cogí la mano de mi hermana. Ferrán se levantó también y nos siguió.

-Em, ¿qué piensas hacer?

-Tengo que irme a casa moreno

-Déjame llevaros, porfavor, andando tardaréis más

Lo miré unos segundos y después asentí. Era lo mejor para resolver todo este asunto cuanto antes. 

*

Entré a toda prisa nada más bajar del coche de Ferrán. Le dije que se quedará con mi hermana en el coche. No quería que volviera a ver a nuestra "madre" en aquel estado. 

Un olor a alcohol y marihuana penetró en mi nariz nada más entrar. Hice una mueca de asco y pasé al salón. Dios santo.

Avancé hacia el sofá y me arrodillé frente a la mesa. Botellas y botellas de alcohol aquí y allá, y efectivamente, gramos de marihuana en la mesa. Joder. Quedé frente a mi madre y le empecé a dar palmaditas en la cara.

-Mamá, mamá, porfavor despierta

No se despertaba. Le tomé el pulso. Tenía. Seguía viva. ¿Cuánta mierda habrá tomado para no levantarse? Me empecé a desesperar. Mi madre no se despertaba con nada. 

-¡Mamá! ¡Mamá porfavor!- comencé a gritarle, totalmente desesperada

Vi como sus ojos luchaban por abrirse y dejé de sacudirla. Los orbes azules que había heredado me miraron confusa, no se acordaba de nada. 

-¿Qué-Qué ha pasado?

-¿Que qué ha pasado? ¡Mamá, Lu te ha visto inconsciente en mitad del salón! Me prometiste que no volverías a dejar que te viera así- dije dando paso a mi rabia

-Oye, que tu madre también tiene derecho a pasárselo bien

Ahí estaba. Esa puta frase. 

-¿A pasártelo bien? Te has bebido tres botellas de ron y has fumado drogas. ¿Ese es tu concepto de pasártelo bien?

-A mi no me hables así

-¡Mamá! ¡Llevas así desde que papá paso página! ¡Y no puedo más!

-Emily, para

-Solo estoy diciendo verdades. Te has vuelto una alcohólica y ahora que, ¿eres drogadicta también? 

Sin pensárselo dos veces cogió una botella medio vacía y me la lanzó. Agaché la cabeza a tiempo y escuché como la botella se hacía añicos contra la pared. Ahora mismo estaba en shock.

¿Mi madre me había intentado hacer daño?

Escuché golpes en la puerta. 

-¡EM! ¡EM! ¡DIME QUE ESTÁS BIEN! 

Escuché la voz del moreno y casi me vengo abajo. Con toda la tranquilidad que pude, hablé con mi madre.

-Aprovecha lo que queda de día, porque pienso ponerte una orden de alejamiento contra mis hermanos y contra mí, y pienso ir a juicio contigo para quitarte la custodia de Lucía

Mi madre se intentó levantar del sillón, pero no pudo. La resaca le podía. 

-No puedes hacerle eso a tu madre

-¿Ves la botella rota contra la pared? Ahí es donde se ha quedado el nombre de "madre" para ti. Yo no sé quién cojones eres

Me levanté del suelo aún con las piernas temblando. Nada más salir de casa fui envuelta por los brazos de Ferrán, quién me apretujo contra él y finalmente comencé a llorar contra él. No podía creer lo que acababa de pasar. Ferrán me abrazó hasta que dejé de llorar. Lo miré a los ojos y le intenté sonreír.

-Tengo que ir a comisaria 

¿Amigos? - Fanfic de Ferrán TorresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora