XIX. Uno

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MIKE

Por más que me dijera que debía esperar y ser paciente, ese lado que tanto la deseaba y la necesitaba no pudo resistirse por más tiempo. Ahora bien, ¿quién podría tener semejante fuerza de voluntad sabiendo lo hermosa y sensual que se veía en ese diminuto y transparente traje que no dejaba nada la imaginación? Nada más de recordarla, lo bien que se sentía llegar más allá de sus puntos más sensibles y lo bien que se ajustaba a mi alrededor el deseo vuelve a creer en mí.

Tantos años de saborearla en sueños, de imaginarla en otros cuerpos y recrearla en la mente no tienen punto de comparación. Sentir su calor, su inocencia y todo aquello que ha guardado con tanto recelo para mí es lo que más me derrite y me hace sentir afortunado. Al fin pude hacerla mía, tenerla entre mis brazos y borrar de su mente y subconsciente todo lo malo que ha tenido que vivir en manos de seres inmundos y llenos de perversidad.

Deposité un suave beso en su frente y la contemplé dormir engullida entre mis brazos. Es un hermoso ángel lleno de amor y pasión que tuve el gusto y la dicha de amar. Hace unas horas la hice mía, pero ¿cómo le digo a mis deseos que mantengan la calma si ansían volver a sentirla no solo una sino muchas veces más?

Cerré los ojos, aspirando su aroma y tratando de calmar el deseo que crecía y crecía con cada segundo que transcurría. Tengo tantas ganas de despertarla con mi amor y mis besos, pero debo ser paciente o podría llegar a lastimarla.

A la fuerza y sin un ápice de alejarme de su dulce aroma y de su envolvente calor, me levanté de la cama y tomé el que era mi cuaderno de notas de su biblioteca junto a una pluma.

Me senté en su silla y la observé una vez más desde la distancia. La claridad que entraba por la ventana daba en su cuerpo y parte de su rostro, haciéndola ver como la criatura más bella de este jodido mundo.

Abrí el cuaderno y sonreí al ver donde se había quedado en la lectura de mis confesiones y que solo ella conoce además de mi madre. Cada noche la veo leerlo, llorar por mis palabras y suspirar de anhelo. No sé lo que piense de todo lo que he escrito de ella, porque no ha dicho ni una sola palabra sobre ellas. Supongo que espera acabarlas para dar su punto de vista.

Pasé las hojas del cuaderno hasta encontrar una vacía y plasmar en ellas todo lo que tenía entre pecho y espalda y no podía soltar tan fácilmente por la boca. Siempre he sido un hombre de escribir lo que siento, porque desde muy pequeño me contuve en decir cómo me sentía realmente y prefería redactar un sentimiento tan complejo como el abandono, la ira y la soledad en mis cuadernos. Las monjas eran las únicas que leían mis mensajes y me daban charlas y ánimos de continuar y no decaer en ese sentimiento tan desesperante y malo, después de todo, apenas era un niño y no debía odiar a aquellos que me dieron la vida y me abandonaron.

Describí todo lo que sucedió en la noche al igual de la manera tan dichosa y feliz en la que me encontraba cada segundo en que la exploraba y la amaba con toda mi pasión. Así como muchas veces he descrito lo tonto y cursi que me sentía al amar a un imposible, relaté lo amado y querido que me sentí por ese sueño que terminó de tomar forma en mis manos. Describí su dulzura, el calor de su interior y esa red que me sumergía cada segundo en sus adentros. Confesé que no quería detenerme, pues me encontraba en la mismísima gloria mientras la amaba, pero se veía tan agotada que tuve que frenarme a la fuerza. Después de todo, tendré de ahora en adelante lo que nos resta de vida para amarla de pies a cabeza y fundirme en su dulce y cálido interior.

Como niño emocionado le conté a mi cuaderno que me encontraba mue feliz con esa proposición que terminó de doblegarme a los pies de una diosa humana. Sabiendo que ella quiera unirse de por vida a mí, reduce el temor que siento al revelar nuestro amor a nuestra familia. Mi tío y mi padre son los que más me preocupan, porque mi madre y mi tía ya conocen la verdad y de ellas solo he recibido apoyo y aprobación.

Estaba tan perdido entre letras y sentimientos encontrados, que no me di cuenta de que June ya no se encontraba en la cama, sino hasta que la sentí apartar el cuaderno de mi regazo para ella ocupar ese lugar. Su desnudez fue en lo primero que reparé, seguido de irme en blanco en el mismo instante en el que robó mis labios y acarició mi cabello con suavidad.

—¿Qué haces fuera de la cama, mi amor? — susurró dulce y bajo, embobando mis sentidos con su aroma y su ternura.

—Estaba contando un último secreto a mi cuaderno mientras te veía dormir tan plácidamente.

—Espero ansiosa leer ese secreto — soltó una risita en mis labios—, pero ahora, Sr. Blaze, regresemos a la cama.

—Tus deseos son ordenes, mamacita — me levanté con ella en mis brazos, tendí su cuerpo en medio de la cama y me subí encima de ella—. Quiero hacerte el amor una vez más — susurré contra sus labios, recorriendo su desnudez con la yema de mis dedos.

—Pero apenas lo hicimos en la noche, Mike.

—Seré cuidadoso, ¿sí? — arrebaté sus labios, aturdido por sus besos y el roce de nuestras pieles desnudas—. Si no puedes, nos detenemos. Tampoco te voy a obligar a hacer nada que no quieras.

—No me estás obligando a nada — capturó mi espalda con sus piernas y sonrió ladeado—. No sé qué rayos me hiciste, pero siento muchas ganas de tenerte dentro de mí justo ahora, solo que tengo vergüenza de que pienses lo peor de mí.

—¡Maldición, ¿qué ha pasado con mi hermosa novia?! ¿Desde cuándo eres tan atrevida? Pero, sobre todo, ¿cómo crees que voy a pensar lo peor de ti por decirme lo quieres y sientes? — me froté en ella poco a poco hasta que entré superficialmente en su interior—. Si lo que quieres es tenerme en tus adentros, seré un novio complaciente y estaré aquí metido por lo que reste de vida y si se puede hasta la eternidad. No me molesta que tomes la iniciativa y me digas tan abiertamente que quieres hacerme el amor, si lo que quiero es ser uno contigo hasta el fin de mis días, mi reina hermosa...

Fundimos nuestras bocas y nuestros cuerpos una vez más, saboreando la mañana en los brazos de la pasión y prologando un momento que quedará en mi historia como el mejor de todos. si fuera por mí, ya misma la capturo y la convierto en mi esposa, pero debemos hacer lo correcto y hablar con nuestros padres. Ella tiene razón, no podemos seguir a escondidas si nuestro amor no hace ningún mal a nadie. 

June Blaze[✓]Where stories live. Discover now