❝ El lado dulce de la química ❞ || MiChaeng

𓏲 Capítulo 2

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— Déjame ver si entiendo, ¿Para aprobar química tienes que conseguirte una tutora? — preguntó Sana. Ella, Momo y yo caminábamos por el pasillo.

Ellas son mis mejores amigas, siempre digo que son las normales del grupo ya que yo tengo una gran obsesión con los Skittles. Aunque no lo admitiría en voz alta, de todos modos, ellas son las únicas que saben.

— ¿Quién reprueba química? A mí me va muy bien — se burló Momo.

Rodé los ojos — A ti te irá bien, si no apruebo química mi mamá me va a pegar con el palo de la escoba y de inmediato me va a enviar a la escuela de verano —me estremecí ante el recuerdo de la última vez que la escoba tocó mi espalda.

— Bien por ti — Momo envolvió su brazo alrededor de mi hombro — ¿Entonces, qué vas a hacer? Sabemos lo mucho que odias a los tutores.

— Bueno... —dudé un segundo si debía contarles— El Sr. Wang me sugirió a alguien.

—¿A quién? —preguntó Momo.

— Es una estúpida llamada... —mis palabras fueron calladas cuando choqué con alguien.

Nos caímos al suelo y los papeles salieron volando. Me senté rápidamente frotándome la espalda — Lo siento mucho — recogí los papeles demasiado avergonzada para hacer contacto visual con la persona frente a mí, sin embargo, inconscientemente levanté la mirada; era una chica alta, vestida con una blusa bastante elegante, pantalones vaqueros, una bata blanca de laboratorio y enormes gafas cubriendo sus ojos color avellana.

La desconocida me arrebató los papeles— Mira por dónde vas.

— ¿Mirar por dónde voy? Tú precisamente tienes unas gafas enormes para ver lo que está frente a ti.

— Estorbo — murmuró bruscamente y paso por mi lado empujándome.

Que idiota.

— No puedo creer que le hayas respondido a Myoui Mina — Momo se acercó a mí.

Fruncí el ceño— ¿Y quién es esa?

— Myoui Mina, conocida como el monstruo de la bata blanca.

— Tienes que estar bromeando.

— No. Sólo no te acerques mucho a ella, Chaeyoung — comentó Sana.

— ¿Sabes? —continúo Momo para empeorar las cosas— Ella es la hija de la directora.

— Me voy al infierno. ¡Estoy jodida!

Sana y Momo me siguieron contando sobre «El monstruo de la bata blanca».

Mayormente habló Sana, que por alguna razón ella tiene más información, al parecer la razón por la cual las personas la llaman «El monstruo de la bata blanca» es porque nunca nadie la ha visto sin esa bata de laboratorio.

También me enteré que ella es asocial, tiene un cuarto en la escuela que utiliza como su laboratorio, pero nunca nadie ha entrado allí

Algunos estudiantes la desprecian por el hecho de que es hija de la directora, o quizá, porque es una gran genio en la química.

— Y eso es todo lo que sé, y por lo que veo en este papel — me mostró el papel que me dio mi profesor—, también es tu tutora.

La campana al fin sonó indicando el final de la jornada. La sala se vació rápidamente mientras yo era la única allí. Caminé a mi casillero y a un poco distancia pude ver a la chica que estaba buscando.

— Está bien, puedes hacerlo. —susurré antes de ir a mi propósito— Hola —saludé alegremente, no obtuve respuesta así que intenté de nuevo— ¡Hola! — todavía nada — ¡Hey!

Ella suspiró con irritación— ¿Qué quieres?

— Necesito... Bueno, no exactamente necesito —lo pensé por un momento — Quiero... No, yo no quiero — la miré y me di cuenta que ya estaba molesta — Yo estaría muy agradecida si me harías el honor de ser mi tutora de química.

Ella me miró y sonrió, eso me dió esperanza, bueno, hasta que abrió la boca — No — dijo con amargura cerrando su casillero.

— ¿En serio? ¿Esa es tu única respuesta? ¿No?

— Sí, ahora deja de perder el tiempo.

Agarré su brazo para detenerla — Mira, yo no quiero hacer esto tampoco, pero estoy fallando química y el Sr. Wang sólo me dio una oportunidad. Tú eres la única que ha pasado esa prueba.

— Esa no es la mejor manera de pedirle ayuda a alguien, Chaeyoung — tiró bruscamente su brazo para que la soltara— La respuesta es no y seguirá siendo no — ella caminó hacia la puerta. Aún estaba aturdida por su respuesta.

— ¡Nunca me rindo, Myoui! ¡Así que la respuesta no es un no! — me quedé allí en el pasillo vacío durante unos minutos. Y una pregunta rondó en mi mente.

¿Cómo sabe mi nombre?

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