Después de que Javiera entrará y encontrara aquella escena, esperaba una respuesta.
-¿Y bien? -pregunto molesta.
-El señor es Rodrigo Linares, tocara por las noches aquí. Y Rodrigo ella es Javiera...
-Javiera Caceres, su esposa. -cedió su mano.
Flavia volteo los ojos, ella trataba de marcar territorio, la conocía.
-Mucho gusto señora. -respondió al saludo. -Bien, ya que todo esta listo llamare al equipo para organizarnos y comenzar... ¿mañana le parece bien? -volvió su mirada a Flavia.
-Por supuesto, organízate tranquilo. -sonrió.
-Perfecto, una vez más gracias por la confianza. -tomo su mano. -A las dos.
Javiera asintió con media sonrisa.
-Con permiso. -se retiro.
Cuando quedaron solas Flavia no hablo, camino y se sentó en su silla ignorandola.
-Sigo entender porque te abrazaba.
-Olvide pedirte permiso. -no la miro.
-Hablo enserió Flavia, ya deja de ignorarme.
-¿Quieres tu oficina? Solo déjame acabar aquí, tal vez deba ir a la brigada y tomar la de allá. -sonrió irónicamente.
-¿Es enserió? Si dije lo de la oficina ayer fue para que te quedaras aquí no porque realmente la quisiera.
-¿O sea que no te interesa?
Javiera respiro y exhalo, ella solo quería pelear pero no le daría el gusto.
-No voy a discutir. -se sentó frente a ella y acomodo su chaqueta.
-Tú entraste aquí pidiendo explicaciones absurdas. ¿Que es eso de "por qué te abrazaba"? Por favor.
-Bueno, entro a tu oficina y veo a un tipo el cual no conozco abrazandote así. ¿Qué quieres que piense?
-¿Y qué pensaste? Cuéntame, tienes mi atención. -ahora si la miro.
-Por favor. -suspiro.
-¿Crees que te estaba engañando? O espera, estoy molesta contigo iré con él para que me consuele, a su casa.
-Ay por favor, comportate ¿ya?
-Bueno ¡¿a que viniste entonces?!
-No grites.
-Tengo mucho trabajo. ¿Qué quieres?
-Estas molesta, lo entiendo. Hablemos, ya no somos unas chiquillas para andar con tonteras.
-Si sabes que estoy molesta. ¿Para qué vienes? Dame mi espacio.
-Quiero hablar y arreglar esto, hey mirame.
-¿Qué?
-Hablemos por favor. Ya te dije que no paso nada esa noche.
-Te fuiste con ella mientras yo--
-Si, si me fui con ella, creí que me habías abandonado, jamás imagine que habías regresado a esa casa, habías prometido no hacerlo.
-Debía hacerlo.
-Pero no me lo dijiste, te fuiste y ya, no me llamaste, no me escribiste. No soy adivina.
-Eres detective debiste imaginarlo.
-¿En serio Flavia?
-Si, enserió. Esta conversación no tiene lógica. Solo... déjame sola.
-No.