CAPÍTULOS UNICOS // LA VIDA DESPUÉS DE CASADAS

¿La rutina? (La vida después de casadas)

Javiera había regresado a la brigada y Flavia a su trabajo. De a poco debían ir recuperando su rutina, debían hacerlo.

-Bien Caceres, hay dos interrogaciones y un operativo.

-Me recibes bien..-bromeo.

-El trabajo nos supera y debemos saber exactamente qué pasó el día del accidente. En el operativo deberíamos de capturar a quien manejaba la camioneta aquel día.

-¿Es seguro?

-La fuente si, esperemos encontrarlos ahí. -sacaba papeles.

-¿Y si no?

-Iremos viendo sobre la marcha. Se que estas muy al pendiente de tu mujer pero te necesito al 100 en el operativo. ¿Cuento contigo?

-Claro. Solo déjame llamar a Flavia antes de irnos.

-Bien, por ahora vamos a la sala de interrogatorio. Veremos que le sacamos a estos weones.

...

-¿Y qué tal te fue?

-Sabes que no me gusta estar quieta. Amo estar en mi casa con mi esposa per--

-Eso ya lo sé. Me refiero a lo que paso ayer.

-¿Qué paso ayer? -pregunto confundida.

-Marta dice que llegó y el ambiente era raro.

-Creo que debo hablar con la Marta sobre estas cosas. ¿Qué es eso de que comente contigo lo que sucede dentro de mi casa? -negó.

-Ya, sabes que soy yo, no pasa nada. ¿Te dolió?

-Oye.

-¿Lo extrañaba? ¿La paca casi murió cierto?

-Basta Bautista. -no pudo evitar reír. -Javiera ayudaba a ducharme todos los días.

-Esa mujer te destrozo ¿no es así?

-Ya Bautista. -rió.

-¿Fue salvaje?

-Para nada, me cuido en todo.

-¿De verdad ella es tan perfecta? -pregunto.

-De verdad, ella lo es. -sonrió.

-Ay no. ¿Defectos?

-No tiene. -rió por la expresión en su rostro. -Hey. -lo empujó. -¿Qué pasó con tu noviecito?

-Se fue, le dije que estaba muy ocupado con esto y--

-¿Eres idiota? ¿Se enojo?

-Para nada, lo entendió pero tampoco quiero que piense que quiero jugar con él.

-Invitalo, habla y sal con él, demuestrale que no queres jugar con sus sentimientos.

-¿Crees?

-Hazlo y si necesitas días para pasarlos con él, perfecto, los tienes.

-Eres la mejor, chucha. -la abrazo.

-Mi brazo. -se quejo.

-Lo siento, lo siento. -se disculpo con pena.

-Ya mejor vete. -negó.

-Me fui.

Salió de allí dejándola sola.

-Es difícil hacer esto con una mano. -negó al sentarse frente al computador.

...

Más tarde cuando logro organizar más o menos la agenda del restaurante su celular sonó.