Javiera estaba sentada a un costado de la entrada del jardín y Flavia estaba en sus piernas.
-¿Estas cansada mi amor? -pregunto la inspectora.
-Un poco pero el ambiente es lindo. -sonrió mirando hacia afuera.
-Todo va muy bien. -beso su mano. -Velo al weon como trae a la Marta. -rió.
-Martita se quejara por la mañana de la espalda. -rió.
-Tu copa esta vacía. ¿Quieres un trago más?
-¿Qué dices si me preparas un pisco sour catedral?
-Encantada. -la beso y se puso de pie.
Flavia se acerco a sus hermanos mientras Javiera se acerco a la barra.
-¿Qué tal la fiesta Flavia? -pregunto Emiliano.
-Me gusta, el ambiente es lindo, no sabía que podías armar una fiesta así con la Miri.
-Le conviene. -sonrió Leiva.
-Déjalo Gonzalo, se está portando muy bien. -hablo Teresa.
-Soy un hombre maduro, de familia. -aseguro.
-Y bien weon. -añadio Flavia.
-Ya, que mala fama me hacen.
-Cállate.
Rieron.
Javiera llegó con el trago para su esposa.
-Ten mi vida. -le acerco su copa.
-Gracias. -sonrió.
-¡Uy alguien se va a poner hasta la cresta! -bromeo Emiliano.
-Hace falta más que esto para tumbarme.
-Una ruda inspectora lo logra. -rió.
-Idiota. -rió.
-Hey flaca, ¿qué onda la tipa aquella de azul? -le hablo a Javiera.
-¿Cuál? -pregunto su cuñada.
-La tipa esa, la tal Romina.
-¿Qué hay con ella? -pregunto Gonzalo.
-No se, es por eso que pregunto po.
-Nada, es una vieja amiga, trabajo un tiempo en la brigada.
-Lo que dice la Javi es cierto.
-Ya Emiliano. Deja la preguntadera.
Flavia miró seriamente a su hermano, sabía por dónde venían sus preguntas.
Nicole se acerco a ellos.
-¿Qué hacen ahí sentados? Vamos a bailar, todos lo hacemos.
-Tú solo vienes por mi hermana. -bromeo el menor de los Betancourt.
-Flaco. -lo reto Fernanda.
-No, por todos. Vamos. Es más me llevare a la inspectora primero para que vean que no hay malas intensiones. -rió.
-No, yo paso prefiero qued--.
-No ya, vamos.
Emiliano la empujó con su pie.
Nicole la tomo de las manos y la sacudía, según ella hacia que bailará.
Romina se acerco a Flavia.
-Flavia tu casa es hermosa. -sonrió.
-Gracias. -sonrió levemente.
-Veo que tu esposa tiene compañía. ¿Qué dices si tú y yo bailamos?
