XXIX

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Los días pasaron volando.
El fin de semana llegó

Manuel y yo estuvimos más cerca, no porque el me guste, sino porque ahora que Mia y Pablo estaban peleados nosotros teníamos que estar más juntos que nunca, debíamos mostrar quienes son los que realmente mandan en esta escuela.

No se si Manuel entendió mi punto, pero el no se veía molesto por caminar de la mano conmigo por toda la escuela.

¿Y con Marcos? Digamos que el rubio busca molestar a Manuel siempre que lo tiene cerca, no entiendo porque pelean tanto, pero ninguno tolera al otro.

Quizás me preocupa un poco, necesito un grupo unido si quiero exterminar a los lindos sin cerebros de una vez por todas.

Marcos se adapto bastante bien al "elite cárcel", se hizo amigo de Nico y se lleva muy bien con pilar y lujan. La mayoría de las chicas se derriten por él.
Dicen que nuestro curso es el año con los pibes más lindos de la historia.

Lujan no habla conmigo hace ya 3 días, me esquiva, me ignora. Dice que soy una traidora, la peor amiga.

Yo no podría contradecirla.

Pilar no entiende la pelea, yo le digo que no se preocupe, pero la realidad es que esta pelea es porque yo estoy hablando a escondidas con Tomás.

Mis metas todos los días era romper el grupo de los plásticos.
Hoy el grupo que se rompía era el mío.

Mía Colucci en un intento desesperado de olvidar su pelea con Pablo decidió hacer una fiesta hoy a la noche, Victoria fue enviada a invitarnos.

Iba a ser un karaoke, quizás en otro momento no hubiera ido pero hoy me llamaba la atención.

—Estas muy diosa, Marizza— dijo Marcos al verme bajar por las escaleras —ustedes también chicas—

Él, junto a Manuel y Nico nos esperaban en la entrada.
Primero baje yo, luego lujan y por último pilar.

Luna por obvias razones iba a la fiesta con Mia, Felicitas y Victoria.

—Eres hermosa, mi amor— Hablo Manuel, resaltando el "mi amor"

—Gracias, ustedes también chicos, hoy la rompemos— sonreí

Entre mis enredos con Marcos y Manuel, y mi ida y vuelta con Tomas siendo "Guadalupe" me había olvidado mi objetivo, mi única razón por la cual me quedé en esta cárcel hasta ahora. Liquidar a Pablo, Mia y todo su ejército.

Necesito verlos sufrir igual que ellos me lo hicieron a mi.

Por eso me coloque mi vestido rojo más llamativo, corto y provocador esta noche. Tomé el brazo de Manuel y salimos hasta la discoteca, la cual quedaba a unas pocas cuadras del elite way.

Fuimos  los seis juntos, Luján me ignoraba pero eso no evitaba que hable con el resto del grupo. En algún momento me encargaría de arreglar las cosas con ella, pero hoy solo puedo pensar en humillar a Mia y Pablo. 

¿Ya dije que quiero arruinarles la noche?

Creo que no, por las dudas vuelvo a aclarar que todo esto lo estoy haciendo por ellos. 

Desde la conversación del otro día solo puedo pensar en venganza. Nada más lindo que la venganza. O eso creo. 

Debo admitir que nada me dio más satisfacción que quitarle su lugar a los descerebrados, nada me divierte más que planear como destruirlos. Ni mis nuevas amigas, ni mis amigos, ni Manuel, ni el nuevo colegio, ni mi cambio de look me hicieron tan feliz como arruinar a Mia y a Pablo.

Mi vida se basaba en pensar como hacerlos igual de miserables que ellos a mí, era de lo único que hablaba, pensaba y quería. Se que esta mal, pero ¿cómo dejar de hacerlo?

Llegamos a la fiesta, las miradas se alejaron del escenario y se concentraron en nosotros. En el se encontraba Fernanda cantando un tema de "La Rosalia", despechada o algo así. 

Nos sentamos en una mesa al lado de la de los plasticos. 

Pedimos unos tragos (con alcohol, obviamente), y todos siguieron charlando animadamente.

Se nos acercaron unos chicos de quinto año a charlar con nosotros pero no les preste atención. Mi mente estaba en otras cosas.

Me puse a ver la lista de canciones en la barra para cantar en el karaoke, me había decidido por "diva" de Lali, cuando volví a mi mesa Marcos ya no estaba.

El se encontraba en el escenario.

—Bueno, bueno, bueno.... me toca a mí— dijo llamando la atención —yo se que les va a gustar— me guiñó un ojo.

No era su turno de cantar, incluso había interrumpido a Felicitas y Vico que estaban por subir al escenario cuando fueron llamadas.

Los acordes comenzaron a sonar y la canción me parecía familiar.

Oh si, estoy mirando a tu novia ¿y qué?
No tengo nada que decirte,
ella me gusta y yo a ella también, oh si ¿y qué?

Comenzó a mirar a Manuel, a señalarlo durante la canción. Lo miraba con una sonrisa engreída en su rostro, como si le dedicará cada palabra.

Oh sí ¿y qué? ¿Y qué?

Era una canción de babasonicos, y esa era toda la letra. Poco pero contundente.

Basto una sola estrofa para que todos dirijan sus miradas hacia nosotros. Éramos el foco de atención tal como yo quería. Pero no por una buena razón.

Los susurros no tardaban en llegar.

Marcos bajo del escenario y volvió a nuestra mesa como si nada. Allí fue cuando Manuel se levantó de su asiento y tomó mi mano para que lo imite.

Supuse que iba a querer que vayamos a hablar a un lugar más privado.

Pero no, en realidad Manuel me tomo de la cintura y me beso sin previo aviso. De una manera bruta y apasionada. Me costó devolverle el beso pero lo hice.

Me sorprendió, ya que el mexicano era el hombre más tranquilo que conocí. Jamás pensé que iba a reaccionar de esta manera.

Al separarnos lo primero que vi fue la cara de enojo de Marcos, y no fue el único ya que Pablo tenía la misma expresión. Mía también se sumaba al club.

Los demás miraban confundidos.

El y yo nunca nos habíamos besado por más que todos saben que somos novios. Jamás creí que iba a tener que besarlo. Jamás pense en besarlo de esta manera. 

Me volví a sentar. No dije ni una palabra hasta que 20 minutos después me llamaron para cantar, me había anotado y este era mi turno.

Pero mi cabeza no dejaba de repetir ese momento con Manuel.

¿Porque mis besos nunca podían ser como los de las películas?
Primero Pablo y ahora Manuel.

Siempre quise besar a alguien que me quiera y quererlo también. Alguien que me cause mariposas en el estómago y que me emocione de solo pensarlo. Alguien a quien no odie luego del beso ni que tampoco sea todo una mentira.

Mi yo del pasado estaría tan decepcionada de mi misma.

Mejor dicho, me siento decepcionada de mi misma. 

The actingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora