XXXII

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Ese fin de semana desaparecí completamente.
Me fui antes de que mis compañeras de cuarto regresen y volví recién el lunes por la mañana, como si nada hubiera pasado.

Me pase todo el fin de semana sola, en mi casa. No hablé con nadie ni tampoco salí de la casa. Necesitaba un tiempo para estar conmigo misma.
Me aleje de todo lo que podía ser una distracción.

Volvi el lunes por la mañana, estando peor que nunca.
El delirio era total.

Me enteré por rumores que Mia Colucci se había ido de vacaciones a Francia. Al parecer esa última fiestita en el karaoke era para lavar su imagen antes de irse.
Por eso, creí que mi plan funcionaria mejor que nunca.

Yo ya no seria su competencia, ahora sería ella.

Así es, me transformaría en Mia Colucci, esa sería la última fase de mi plan antes de irme para siempre del elite way.

Actuaría como ella, pensaría como ella, usaría la misma ropa, su mismo perfume.
Robaría a sus mejores amigas y si era posible hasta a su novio.

Si pensaban que Mia Colucci era mala y hueca, no se imaginaban lo que les esperaba. Yo sería peor.

La primera fase de mi venganza fue ser una amenaza, quitarle el trono, ser la mejor en todo.
Tanto a ella como a Pablo.

La segunda fase sería dejar de ser su competencia, ahora sería la única. Aprovecharía este tiempo sin Mia para que todos olviden que es ella quien manda.

La tercera y última fase de mi plan sería acabar por completo con Pablo Bustamante.
Lo enamoraría, iba a acercarme a él para darle en su punto más débil, en lo que más le duela.
A el voy a lastimarlo como se lo merece.

Solo necesitaba descubrir que podría destruirlo.

Una vez terminada la tercera fase me iría de la escuela para siempre.  Brasil me esperaba, con Mamá y Pepa. Todo volverá a la normalidad.

Entre al salón, y en lugar de dirigirme a mi lugar de siempre, me senté junto a Felicitas, en el asiento de Mía Colucci. Detrás nuestro estaba Victoria, y muchos asientos atrás estaba Luna.

—¿Qué haces acá, grasita?— me preguntó Felicitas

—Aproveche que vi un lugar libre y vine— sonreí —la verdad que las chicas con las que me junto son un asco, prefiero estar rodeada de gente con mi nivel—

—Si Mia se entera te va a matar, Marizza — me dijo Victoria desde atrás

—Mia no va a enterarse, ella se fue por un mes y las dejó solas— les recordé —solo les voy a hacer compañía un ratito, Colucci no tiene porque enterarse—

—¿Y desde cuando queres estar cerca nuestro?— preguntó nuevamente la pelinegra de ojos azules

—Desde que me cansé de la grasa— volví a sonreír —Sin Mia de por medio ustedes dos se ven agradables—

Ambas chicas me miraban confundidas. Y claro, si hasta el viernes las odiaba.

Eran huecas, pero no lo suficiente para creerme.

Tomas Escurra y Guido Lassen eran fáciles de convencer. Felicitas Mitre y Victoria Paz eran un nivel intermedio. Lo difícil sería Pablo Bustamante.

—¿Saben? Tengo permiso para ir al shopping esta tarde, y no tengo ganas de ir sola— dije — saco dos permisos más y vamos las tres ¿qué dicen?—

—Mamá no me va a dar permiso a mi— contestó Felicitas

—Obvio que por eso no hay problema, hago un par de llamaditas y salimos a donde queramos— presumí

The actingWhere stories live. Discover now