Reencuentro 2/2

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Ino estaba aburrida en casa, tenía muchas ganas de ver a su novio, pero éste estaba ocupado ese día, pues tenía que atender el negocio de sus padres, aquello sin duda había arruinado sus planes.

—Uff qué flojera, el día sábado es una lata —dijo deslizándose por el sillón, tal cual una frazada vieja, mientras daba un suspiro. Sai ni siquiera le respondía los mensajes desde hace un rato, seguramente tenía mucho que hacer.

Dejó caer el celular encima de los cojines y abultó las mejillas, justo en ese momento la puerta se abrió, la chica miró con sorpresa hacia la entrada, dándose cuenta de que la persona que acababa de llegar era su padre, ni siquiera le había avisado que estaría de vuelta de su viaje de negocios.

—¿Papá? —cuestionó, parándose de su asiento.

El hombre alto y rubio sonrió al ver a la menor, pensaba que seguramente ella estaría fuera con alguno de sus amigos, como solía hacer.

—Ino, hija, qué bueno que te encuentro en casa —dijo Inoichi, dejando sus dos enormes maletas a un lado, sobre el piso, acercándose hacia Ino para abrazarla, aunque ella continuaba sorprendida, esperaba que el viaje de su padre durara mucho más, era normal que estuviera fuera durante largos periodos de tiempo.

—¿Qué haces aquí? ¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no me avisaste que venías? —preguntó la rubia en cuanto él la soltó, no es que no le gustara verlo, solamente estaba un poco desconcertada.

—Llegué hoy, vine a verte y no te dije nada porque quería que fuera una sorpresa —respondió él, llevándose una mano a la nuca.

Ino sonrió, hace meses que no veía a su padre y estaba muy emocionada, aunque se tardara un poco en reaccionar.

—¡Papá! —exclamó, abrazándolo ella misma y casi tirándolo por el impulso que tomó—. Tengo tantas cosas que contarte, qué bueno que regresaste.

—Sí, hija, es muy bueno... —contestó Inoichi, acariciando el cabello de Ino, era raro que ella actuara de ese modo, seguramente se sentía muy sola teniéndolo siempre tan lejos, lo bueno era que ya estaba de regreso para cuidar de ella.

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Naruto llegó a la casa de Shion con desespero, cuando estuvo ahí, se dio cuenta de que la puerta de entrada estaba abierta y parecía que sus padres no estaban, así que simplemente entró y corrió en busca de la chica, en ese momento no estaba pensando con claridad.

—¡Shion! —exclamó. Entró a su habitación y la encontró tirada sobre la cama, boca abajo, eso lo asustó a primera vista, pero se dio cuenta de que ella estaba bien cuando lo miró, así que suspiró—. Shion, ¿estás bien? —se acercó a ella y se sentó a su lado.

—Naruto —la rubia lloraba y, al verlo, dibujó una sonrisa en su rostro y se arrodilló sobre el colchón para abrazarlo, rodeándole el cuello—. Qué bueno que vienes, no sabes cuánto te necesitaba, por favor, no me dejes más —murmuró, escondiendo su rostro contra el cuello del chico, cuyos brazos permanecían inertes a sus costados, ni siquiera intentó corresponder el abrazo.

—Pero Shion... —murmuró, bajando la mirada.

—Estaba a punto de hacer una tontería, pero qué bueno que has venido por mí, te amo, Naruto —ella se aferró más al cuerpo del rubio, mientras lloraba con muchas ganas y Naruto la miraba atentamente, sintiéndose muy culpable, esto era peor de lo que imaginó.

Pero Shion por dentro se reía, estaba orgullosa de sus habilidades actorales, Naruto no sabía qué hacer o decir, lo estaba manipulando tal y como quería.

Amores de Secundaria (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora