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Molesta la minina Soo se dirigió hasta la cocina, saltando a la encimera y camino directo al lavado donde, a juzgar por su oído, los cuáles nunca fallaban, los irritantes maullidos que no la dejaban descansar provenían.

— H-Hola... — Habló la que parecía la responsable de su enfado detrás del vidrio, sentada en la hierbas que crecían en el grueso borde de la ventana. Temblando por el frío.

Ji Soo apareció a la vista de la minina, lamiendo sus patas con desinterés puesto a que seguía enfadada y por un momento decidió regalarle un poco de atención a la desamparada, perdiendo cualquier deje de aquellas emociones al notar el estado de la contraria.

— ¿Estás bien? — Maulló la gata gris con preocupación, recibiendo una respuesta de inmediato.

— N-No mucho... — Chilló la contraria en pena — ¿Podrías dejarme pasar? — Tartamudeaba por la temperatura baja de su cuerpo.

Ji Soo sintió como algo en su interior se revolvía, sintiendo pena por la pobre gatita.

— Espera — Expresó rápida ignorando las cosquillas en su pancita.

Bajó saltando y corrió hasta la habitación de su dueña, notándola dormida y dio un brinco hasta la espalda de ella, viéndola girarse y cuando tuvo la oportunidad camino por la cara de la pelinegra.

— ¿Qué? — Emitió somnolienta, bostezando y se tapo con sus mantas hasta la cabeza, acurrucándose entre ellas — no molestes, Soo. — Murmuró tratando de regresar a dormir.

— ¡Vamos! — Pero, si la gatita no la había dejado dormir, menos lo haría ella.

Vio un hueco entre las frazadas, adentrándose hasta encarar a su ama. Volvió a maullar con más fuerza.

— Hay un gato afuera, ve, ábrele. — Y en lugar de pedírselo lo demandó.

— Demonios. — Musitó la mujer levantándose.

Sorprendiendo a la minina, dejándola con la intriga de que tal vez la pelinegra si la escuchase. Siendo la única y verdadera realidad de que la muchacha solo se había ido a levantar por la necesidad de colocarle agua a su minina, recordando que en todo su día había estado tan ocupada como para acordarse.

Ji Soo volvió a subirse a la encimera, captando la atención de Seulgi y con un ligero maullido le aviso a la minina fuera de la casa que comenzará hacer ruido, la cual le hizo caso con todas sus fuerzas.

— ¿Qué es eso? — Dijo la pelinegra confundida, detectando al gato fuera del cristal lleno de suciedad.

Abrió el pasador de la ventana, tomando con fuerza a la felina entre sus brazos cuando ella decidió saltar necesitada de alguna calidez, buscándola en la joven.

La muchacha no se molestó, aun viendo como su bata color amarillo pastel era ensuciada, acariciando las orejitas de la gatita para que no se preocupara.

Ji Soo soltó un maullido, descontenta por la actitud de la minina y su ama.

— T-Tengo frio. — Intento escudarse con la gata grisácea, siendo cargada hasta lo que, con seguridad, era la habitación de la amable humana

𝐆𝐀𝐓𝐎 𝐆𝐑𝐔𝐍̃𝐎𝐍 ›  ࣪  ( 𝖼𝗁𝖺𝖾𝗌𝗈𝗈 )  ׂ  ♡ ⃞    !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora