Relato IV: Señora de la Cacería

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—¡Sundari ¿qué haces?!

Exclamó el alfa que lideraba el grupo de lobos veloces, Raoh, tan confundido como yo de la acción irresponsable e impulsiva de mi hija. Y esa acción fue la de atacar primero y sin ayuda de la manada a un búfalo varón, adulto y todavía capaz de dar mucha pelea.

—¡Sundari retrocede enseguida! —ordené con un fuerte ladrido, estando cerca de donde se llevaba a cabo la confrontación.

Sin embargo ella no me escucho; intentaba derribar al búfalo por su propia cuenta, lo cual era una acción muy arriesgada incluso si se trataba de un búfalo débil. Pero esta vez se trataba de un búfalo macho adulto, que pese a estar herido por una pelea anterior, parecía seguir conservando su fuerza y energía, además de que era más grande que la mayoría de los búfalos.

Temiendo lo peor, en el camino ordene a Mowgli que llevará a la mitad de nuestro grupo a que se encargara de los otros búfalos débiles, para que la cacería no resultase en vano. Mientras la otra mitad y yo íbamos a ayudar a Sundari y los otros lobos veloces. También ladre para llamar a mi hijo Kantu, e informarle que tres de su grupo viniera a ayudarnos en derribar a los búfalos débiles.

Así que inició el ataque; desde diferentes ángulos nos movíamos para atacar al búfalo macho herido, que se agitaba de tal forma que podría matar a uno de nosotros de un solo golpe certero, por lo que debíamos actuar con cautela, teniendo cuidado de sus peligrosos cuernos.

No obstante este búfalo en particular demostró tener experiencia enfrentando lobos, ya que se defendía bien de nuestros ataques y cuidaba su espalda. Además llevo la confrontación a un punto del valle donde había rocas, en las que podría estrellarnos con alguna de sus embestidas. Esto le favoreció tanto, que consiguió derribar a tres de nosotros.

Pero una vez que llegaron los refuerzos, conformados por mi hijo Kantu y otros dos lobos más, la situación se tornó a nuestro favor. O así se suponía que debía ser, porque de repente note que Sundari se volvió más agresiva, como si estuviera tan furiosa que quería desquitarse con algo... Aquí fue cuando supe lo que le sucedía.

La conversación que tuvimos en la Roca del Consejo debió confundirla tanto, que solo la hizo sentir más molesta. Tanto, que ahora quería desahogar esa ira en algo. Y ese algo acabo siendo nuestras presas. Lo supe porque ella, al notar la presencia de su hermano Kantu, comenzó a gruñir con más furia, y entonces saltó encima del búfalo.

Por un milagro Sundari no resultó herida, y consiguió morder la espalda del búfalo. Pero mi corazón casi se sale de mi pecho, cuando el búfalo empezó a moverse de tal manera, que intentaba acercar al alcance de sus cuernos a Sundari, aprovechando la mala posición en la que ella se aferraba a su espalda.

Sin embargo Sundari al fin recobró la razón, porque lo soltó justo antes de que recibiera el impacto de uno de los cuernos del búfalo en su costado izquierdo. También intentó retroceder, moviéndose hacia el lado trasero del búfalo. Pero éste último lo previó, porque al instante se dio la vuelta para embestirla con los cuernos.

Debido a que yo pude saber su plan con solo ver sus movimientos, mi instinto de madre me hizo correr el riesgo de detenerlo. Aproveche el instante en que el búfalo giro la cabeza hacia su lado izquierdo, y ataque su nuca con mis dientes; use todas mis fuerzas en esa mordida para intentar abatirlo, rompiéndole los huesos de la nuca.

Conseguí hacer tambalear al búfalo. Pero se mostró muy fuerte ante el dolor, y respondió agitando el cuello. Entonces sucedió lo que ya esperaba; sentí un terrible dolor en mi costado derecho, cerca de mi pata trasera superior, cuando la cabeza del búfalo giro hacia su propia derecha. Y esto ocurrió dos veces.

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⏰ Last updated: Nov 18, 2022 ⏰

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