Capítulo LXXV: Comienzo del Fin

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[Isla de Creta].

Las cazadoras cesaron sus disparos luego de unos minutos, porque comprendieron que no servían de nada ante la extraña burbuja mágica que había creado el monstruo del Vacío.

Leto, Artemes y yo nos acercamos a la burbuja mágica; Leto hizo un simple gesto con una mano, y del fondo mar se elevó a la superficie un puente de tierra, que nos permitió caminar hacia la burbuja mágica.

La burbuja mágica era muy extraña; su color negruzco tenía una notable trasparencia, y sin embargo no veíamos nada más que el remolino que se formaba en el agua dentro de la burbuja mágica. Leto y Artemes intentaron introducir una flecha, y no sirvió; Artemes intento con su propio brazo izquierdo, y tampoco resultó.

Yo me arriesgue a introducir mi brazo izquierdo en la burbuja, y resulto; la mitad de mi brazo entro en la burbuja mágica como si atravesara el agua. No podía ver la mitad de mi brazo, pero seguía sintiéndolo, junto con un frío terrible.

Saque mi brazo de la burbuja mágica, y sentí intriga al notar que tenía nieve en mi brazo izquierdo, como si adentro hubiese una ventisca muy gelida.

—El maldito quiere que solo tú entres —dijo Artemes con molestia y un leve aire de preocupación—. Esto es el Mundo de Maná, el nivel más alto de las Artes Mágicas. Es un campo mágico con la particularidad de que el usuario puede controlar todo el Maná allí dentro a su maldito antojo, y transformarlo hasta donde alcancen sus hechizos. También puede decidir quién o qué puede ingresar, a cambio de que el resto no lo haga.

—¿Estás diciendo que nadie ni nada puede ingresar allí adentro, a cambio de que solo yo si pueda? —pregunte de manera retórica, porque de todos modos ya sabía la respuesta.

—Básicamente —dijo Leto con una notoria expresión molesta—. Solo alguien con un nivel mágico comparable o superior, y con ventaja elemental, podría intentar quebrar la ley mágica o incluso anular el Mundo de Maná, extendiendo su propio dominio mágico. Y digo "alguien", porque reconozco que este nivel mágico tan avanzado no es una de mis virtudes ni la de mi hija.

—¡¡Maldición!! —exclamó Artemes pateando la burbuja mágica con tanta fuerza que el mar y el puente se agitaron—. ¡¿qué mierda planea esta abominación del Vacío?! ¡¿Por qué solo Orión tiene que entrar a su dominio?!

—La abuela Khaos fue quien más comprendía el pensamiento de los habitantes del Vacío —dijo Leto con una sonrisa sarcástica—. Pero no podemos hacer nada.

—Sí que podemos —dije—: yo entraré allí, y lo obligare a salir.

—Ya sabía que eres un hombre muy obstinado y malditamente valiente. ¡Pero esto es una locura hasta para mí! —dijo Artemes, pasando de una expresión un poco molesta a una muy furiosa—. ¡Allí dentro estarás en su dominio literal! ¡Y sus hechizos tendrán el doble o el triple de potencia!

—Lo tengo previsto, al igual que tengo previsto lo que haré para sacarlo de allí —medio mentí, porque en realidad no estaba seguro de cómo lo sacaría de ese campo mágico de nivel experto. 

—¡De por sí es una locura entrar por voluntad propia al dominio mágico de un maestro del Maná, el entrar al dominio mágico de una criatura del Vacío está tan arriba de "locura" que no tiene definición!

—Artemes... —dije, poniendo una mano en uno de sus hombros para mirarla directo a los ojos—. Por esta vez ten confianza en mí. Prometo que saldré vivo de allí.

La Historia de KhanOnde histórias criam vida. Descubra agora