Capítulo LXXXIV: Caín

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Realmente no sabía qué pensar. No me esperaba una reunión así; tan... pacífica, como si fuese la reunión de dos viejos colegas. Pero el ambiente estaba cargado de una tensión hostil, como cuando dos depredadores se encuentran y están atentos al más mínimo movimiento del otro, listos para atacar a la primera oportunidad. 

—Puedes contestarme como quieras, incluso como animal —agregó Caín—. Entender a los animales es uno de muchos talentos que aprendí.

—No me sorprende, considerando lo que eres —conteste, todavía comunicándome con él por medio de mi voz humanizada.

—Estoy seguro que crees que soy una especie de demonio.

—Si no fuera así, ¿qué más podría comandar muertos-vivientes y monstruos como un perro de dos cabezas?

—Una forma de vida superior a las demás especies humanas —respondió Caín con un claro orgullo en su voz—. No soy un demonio, sino la siguiente etapa evolutiva de los humanos.

—Da igual cómo te consideres. Eso no borra tu apestoso aroma de demonio.

—Es mucho más complejo de lo que crees —dicho esto, Caín extendió la mano derecha hacia adelante, con la palma apuntando hacia abajo—. Tendrías que entender las bases fundamentales de la sociedad humana para comprenderme.

—La sociedad humana está dividida en dos principios básicos: sobrevivir aislándose de todo lo diferente y peligroso, o conquistar y exterminar todo lo que considere diferente y peligroso —decía yo, mientras recordaba todo lo que aprendí de la sociedad humana—. Unos buscan esconderse o construir refugios en los que puedan vivir en paz, aislados de la naturaleza y de sus peligros. Otros simplemente destruyen la naturaleza y conquistan otros pueblos, imponiendo costumbres y leyes mediante métodos violentos y crueles como colonización opresora, o por métodos más discretos y psicológicos como colonización cultural.

—¡Je, je, je! Admito que estoy impresionado. No esperaba que entendieras los principios básicos de la sociedad humana —dijo Caín con una exagerada expresión de sorpresa y una risa bastante prepotente, mientras hacía girar su dedo índice derecho apuntando hacia la tierra.

—En realidad no es nada difícil entenderlo. Solo tienes que mirar objetivamente las acciones y leyes de todas las comunidades humanas, hasta llegar a las bases que las originaron. Además he conocido a criaturas que me compartieron diferentes perspectivas de un pueblo de criaturas juiciosas, y las compare con lo que he visto a lo largo de mi existencia investigando las aldeas.

Explique, teniendo en mente a Su Daji, Maui, Karttikeya, Sun Wukong, el pueblo de los Vanara y por supuesto también al leopardo negro Bagheera, el oso extranjero Baloo y la serpiente ancestral Kaa. Todos ellos me enseñaron diferentes aspectos de las sociedades, que pude comparar y complementar con el conocimiento que aprendí por mi cuenta de los pueblos animales como el mío, junto con todo lo que aprendí viendo la aldea de Adam y Eva, las aldeas humanas de mi tierra y otras aldeas que he investigado con la Omnisciencia mientras buscaba la ubicación de Caín.

Gracias a todos esos factores fue que comprendí en mayor profundidad cómo se organizaban y funcionaban sociedades de criaturas como los humanos. Aunque no descarto la teoría de que conservar todos mis recuerdos en diferentes vidas también influyó en que me fuera más fácil aprender todo eso.

—Tal vez para ti resulte muy fácil verlo, por tu mentalidad animal que te hace completamente imparcial a las virtudes y defectos de las sociedades humanas. Es magnífico. Es muy... interesante la perspectiva de un animal hacia las costumbres humanas —decía Caín con genuina fascinación en su voz. 

La Historia de KhanWhere stories live. Discover now