Una Propuesta

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Su jefe se acercó tomando su barbilla como siempre lo hacía para verlo a los ojos.

—¡pasa una noche conmigo! ¡es lo que yo más deseo! 

El rostro del asistente se alejó de su mano, lo observaba con incredulidad y confusión; la preocupación que antes expresaba de forma suplicante había desaparecido por completo, dando paso a una palidez  en contraste a sus orejas teñidas de un rojo profundo.

Namjoon tomó su antebrazo con suavidad para evitar que se alejara, quería expresar su cometido sin que su asistente saliera corriendo para no volver jamás.  

—Seokjin; dijo acercando su rostro para hablarle en voz baja al oído, mientras Jin clavaba su vista al suelo.
—esta propuesta es simple, todo se establecerá en un contrato, donde tú y yo firmaremos puntos importantes respecto a la duración del encuentro, lo que queremos y lo que no.

El cuerpo de su asistente tembló al sentir su voz baja y seductora cerca al oído, el aroma a cítricos y jazmines del presidente invadió todo su ser haciéndolo inhalar y exhalar de forma inconciente; su rostro permaneció agachado, negándose a moverse un centímetro de donde se encontraba.

—señor Kim, ¿se burla de mi desgracia? Preguntó en un hilo de voz denotando su nerviosismo.

La mano de Nam subió del antebrazo al hombro de Jin,  recorriendo su brazo hasta el cuello, donde lo sostuvo con delicadeza, pasando sus dedos en la blanca piel; sintiendo como su asistente se estremeció al contacto.

 —¡eres un hombre demasiado tranquilo en mi presencia! Pero no puedes evitar sentir nervios y escalofríos en lugar de miedo e ira si me acerco demasiado a ti; ¿por qué te defiendes de todos y no de mí? ¿Qué piensas?

Seokjin tragó saliva, su jefe le robaba sus pensamientos, dejandolo sin respuestas; asustandose por la veracidad de las palabras de Namjoon; se había negado a aceptar que aquella propuesta era real, repitiéndose así mismo que era sólo una jodida broma.

Quería llorar y salir corriendo, pensar que aquello era una pesadilla, pero el recuerdo de un rostro pequeñito y risueño lo mantuvo en su lugar, dándole un poco de lucidez a aquel momento donde se hallaba perdido.

—señor Kim, dijo Jin viéndolo a los ojos con demasiado esfuerzo, —¿de verdad es esto lo que quiere?, Su voz sonó un poco quebrada, sintiendo que podría colapsar en cualquier momento.

Namjoon no pudo contenerse al ver aquellos ojos tímidos detrás de sus enormes anteojos, ni aquella boca de labios gruesos que resaltaba sobre su piel blanca; en un hábil movimiento lo empujó suavemente sobre el sofá que estaba detrás de ellos, tomando sus muñecas para tenerlo inmóvil, posicionandose sobre él.

Seokjin cerró sus ojos y su boca con fuerza haciendo su cabeza a un lado para evitar ser besado, pero eso no era lo que Namjoon quería; su blanco cuello quedó descubierto y vulnerable, tal como el jefe esperaba.

—¿tú no? ¿no quieres esto? Preguntó susurrando junto a su rostro, —ya deberías estar lejos de aquí si no quisieras nada, murmuró Namjoon pasando su nariz por aquel cuello provocando que el cuerpo de su asistente temblara bajo su tacto.

—voy a darte esta noche para que lo pienses, mañana hablaremos de nuevo, ¡ve a casa con cuidado!, Susurró el presidente posando sus labios gruesos y húmedos en aquel cuello de forma intensa; saboreando con la punta de su lengua su suave y preciosa piel, deleitandose en la reacción del cuerpo de su asistente.

Seokjin se sintió liberado al no sentir el agarre de sus muñecas, abrió los ojos descubriendo que estaba solo en la oficina, su respiración parecía de un hombre que vuelve de la muerte, agitada y sin control; su corazón desbocado latía sin medida ni ritmo, mientras su cuerpo débil se negaba a levantarse de aquel sofá.

Limerencia Y... ¿Moonlight? (Namjin)Where stories live. Discover now