Recuerdos Y Destino

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El intercomunicador de la puerta sonó, avisando que la comida había llegado; Namjoon se levantó de la cama donde descansaba con Seokjin después de ser incansables un buen rato.

—¿Quieres que te ayude con algo? Preguntó Seokjin esperando a Nam en la puerta de la cocina, con su ropa interior puesta y su camisa de botones cubriendo hasta medio muslo.

—¿sabes? ¡podría comerte de nuevo! Pero el almuerzo se enfría. Dijo al ver a su chico bajo la luz del sol de medio día que entraba por la ventana.

—¡Namjoon! Dijo Jin apenado, sintiendo adolorido el cuerpo después de las veces que lo habían hecho, —¡no digas eso!

Namjoon se acercó a morder su labio inferior pasando su mano libre por su cintura, —¿No? ¿ya no puedes más? Me debes algo que voy a cobrarte después de comer, murmuró con mirada pervertida, —¿Quieres?

—La comida se enfría, dijo Seokjin intentando ser serio sin lograrlo, sonriendo de la nada como un loco emocionado.

Namjoon sirvió dos platos con la comida que había pedido, inhalando el aroma delicioso de la carne salteada y verduras;  acercó uno a su lugar y el otro frente a Jin indicándole que comiera. Verlo sonreir de aquella forma lo puso más que emocionado.

No lograba comprender lo que había pasado con Jin, lo único que tenía claro era que había comenzado siendo su amo, pero se sentía esclavo de todos sus encantos.

—Me he dado cuenta que eres un economista muy preparado y de respeto, pero dime Jin, ¿qué te apasiona fuera del trabajo? ¿te gusta algo en especial?

Seokjin tardó unos segundos en responder, "ahora me gustas tú por ejemplo" pensó sin querer mientras hablaba.

—Me gusta el arte; en casa desde que éramos niños siempre nos enseñaron a ver la vida a través de él; es como nuestra filosofía.

Namjoon se emocionó por aquella respuesta, su madre aunque ausente, le había dejado como herencia el amor a las bellas artes en todas sus facetas, eso lo había salvado de rendirse y lo había convertido en el filántropo que muchos admiraban.

—¡El arte roba corazones y salva almas! Es algo que también me encanta, ¡mi madre me enseñó eso! Dijo Nam con emoción en su voz. 

Ambos quedaron en silencio, ensimismados en sus propios pensamientos. Seokjin había conocido a la madre de Nam, era una de las más grandes seguidoras de él y su hermana, aquello lo hizo sentir nostálgico al recordar el accidente donde había perdido la vida junto a sus padres.

—¿niños? ¿tienes hermanos? Preguntó Nam con curiosidad, intentando acabar aquel silencio.

El asistente se molestó consigo mismo por no hablar bien, había olvidado que su jefe era quisquilloso con los pequeños detalles en las palabras al tener una conversación.

—Tuve una hermana, dijo resignándose a responder lo que no podía evitar.

—¿Qué ocurrió? Preguntó Namjoon viendo la pena y congoja que Jin mostró en su rostro.
—No me respondas más si te incomoda, ¡lo siento! Susurró con arrepentimiento.

Jin debatió en su interior si hablar de aquello estaba bien, no quería hablar de sus tristes recuerdos, se estaba abriendo poco ante Namjoon, su miedo le impedía decir todo y a la vez le indicaba que se arriesgara con aquel hombre frente a él.

—Mi hermana falleció, teníamos la misma edad; ella y yo éramos mellizos; murmuró metiendo un gran bocado de comida para llevarse con el, el nudo en su garganta.

Namjoon se sintió triste al pensar en la vida de Jin, sin nadie a quien acudir, a quien hablar, o a quien pertenecer; 
—Verdaderamente lo siento mucho, ¡entiendo lo que es estar solo!

Limerencia Y... ¿Moonlight? (Namjin)Onde histórias criam vida. Descubra agora