La incertidumbre de Dominieck

15 2 0
                                    

La verdad no recuerdo la última vez que sentí tanto miedo de perder a alguien como lo he sentido hoy, verla prácticamente agonizar tras el dolor envolverla se convirtió en una de las peores imágenes que me había tocado contemplar venir de ella.

Al verla así y aún peor sin poder detenerme para aquel instante, pues no había cosa que pudiera llegar a hacer más que conducir y suplicarle porque aguantara, pedirle aquello irónicamente era lo único que yo en aquellas circunstancias podía exigirle cosa que hice unas cuantas veces pensando que podríamos tener una oportunidad de llegar a casa antes de que todo empeorara.

Yo al contemplarla podía incluso advertir que ella me escuchaba, era algo que fácilmente podía notar a través de sus ojos cuando en algunos momentos dirigía mi vista en su dirección y Emma quien tras escucharme buscaba observarme con suma atención, aunque se encontraba totalmente privada del habla.

Ella se retorcía, aguantando los gritos desgarradores que de su pequeño cuerpo intentaban salir y ya para cuando pensaba que podía soportar un tiempo más, Emma se desmayó perdiendo completamente la conciencia.

Yo al ver como la perdía no pude soportar el simplemente hecho de conducir como si no estuviese pasando nada, y tras haberme salido del camino al realizar algunas maniobras temerarias intentando no chocar con los demás vehículos y uno que otro transeúnte que se paseaba por allí que buscando estacionarme me acerqué hasta la acera para confirmar lo más pronto posible sus signos vitales.

Al cerciorarme de que todo en ella por el momento se encontraba bien salvo por la fiebre que apareció de la nada tras necesitar lo antes posible un medio para ayudarla porque me negaba rotundamente a dejarla así teniendo la posibilidad de ayudarla.

Desesperado buscando algunas cuantas alternativas habiéndome encontrado pensando gracias a una idea fugas en las únicas posibles dos personas que podría llegar a servirme de ayuda en todo Belcier, ya que mi casa se encontraba algo vacía porque a todos los había dejado en libertad para que pudiesen descansar, que fue que sin ya tener otra opción les llame, tras haber dado con mi móvil el cual permanecía oculto en uno de los bolsillos de mi pantalón.

Del otro lado de la línea el timbre de espera resonó una y otra vez hasta que Martín finalmente contesto.

— Si Dominieck...

— ¿Dónde están? Necesito su ayuda lo más pronto posible — dije tras la desesperación segarme.

— Estamos en nuestra habitación en el hotel — dijo Martín habiendo finalmente replicado a aquella respuesta.

— Susan está ahí, tengo que hablar con ambos.

— Sí, justamente está a mi lado.

Y propiciando cual voz de mando que el estrés de la situación despertaba en mí, dije una vez sin medir la fuerza ni la estabilidad del tono de mi voz — ponme en alta voz ahora mismo.

Aquella mujer se acercó y habiendo exclamado — ¿Qué pasa Dominieck? — dejó en claro de que aquella intervención no le había sentado nada bien, tanto fue el caso que incluso podía notar en su voz una porción de preocupación.

— Es Emma, tiene mucha fiebre y se ha desmayado luego de haberse retorcido por algún tiempo, no sé qué es lo que le sucede y solo me vinieron a la mente ustedes son los únicos que relativamente la conocen y no sé qué hacer.

Susan instantáneamente tomó la palabra — ¿Dónde están?

— De camino a casa habíamos salido a cenar, llegaremos en alrededor de seis minutos.

— Ok, guarda la calma, nosotros saldremos para allá.

Al escucharle promulgar aquella afirmación respire aliviado estar solo en estas circunstancias y con ella en ese estado no era nada bueno e inevitablemente algo difícil de afrontar al no entender ante todo como de la nada se había convertido en un bache difícil de lidiar.

Destinos Entrelazados: El Alfa y la Omega (Terminado)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin