01|𝐋𝐚 𝐋𝐥𝐞𝐠𝐚𝐝𝐚.

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Era un día aparentemente normal cuando mi mamá nos anunció que nos mudaríamos a Beacon Hills debido a su nuevo trabajo. Aunque mi hermano y yo no estábamos del todo convencidos, decidimos apoyar a nuestra madre y considerar su felicidad. Después de todo, estaría más cerca de su empleo.

Así comenzó nuestra aventura en Beacon Hills. Pasamos horas empacando nuestras pertenencias y, finalmente, nos dirigimos a nuestra nueva y enorme casa de dos pisos. Me bajé del auto de mi mamá y quedé asombrada por la imponente estructura. La casa, de un encantador color café con toques de blanco, lucía majestuosa. Una pared de piedra en forma de ladrillos añadía un toque rústico que me encantaba.

Al entrar, mi mirada se dirigió directamente hacia la puerta que daba al patio trasero, donde se encontraba un bosque misterioso. Me aventuré a recorrer la casa y descubrí una habitación que me cautivó al instante. Tenía un pequeño balcón con vistas al bosque. Justo en ese momento, mi madre se acercaba.

—¿Te gusta esta habitación? —preguntó emocionada, notando mi entusiasmo.

—Sí, es preciosa, y esa vista al bosque es increíble —respondí, dejando que mis ojos se perdieran en la naturaleza salvaje.

—Entonces, ¿quieres quedarte en esta habitación? —inquirió mi madre, buscando mi aprobación.

—¡Por supuesto!  —asentí con determinación.

Ayudamos a llevar nuestras cosas al interior de la casa y, sin darnos cuenta, la noche se apoderó del lugar. Mi hermano decidió salir a dar un paseo, a pesar de que la hora era algo tarde . Las horas pasaron y él no regresaba. La preocupación comenzó a invadir a mi madre y también a mí. Mi hermano era conocido por ser puntual, y su ausencia era inusual. Observé el rostro preocupado de mi madre y sugerí con temor:

—Creo que deberíamos llamar a la policía, ¿no crees? —mi voz reflejaba la inquietud que sentía por mi gemelo.

—Dame unos minutos más, cariño. Esperemos a ver si regresa —respondió mi madre, tratando de ocultar su propia inquietud.

Los minutos transcurrieron, pero mi hermano seguía sin aparecer. Finalmente, mi madre tomó la decisión y llamó a la policía. Mientras esperábamos su llegada, mi mirada se perdía en la entrada, buscando desesperadamente algún rastro de mi hermano. Pero la oscuridad del bosque y la noche enmascaraban cualquier pista. El oficial llegó y mi madre le contó lo sucedido. Decidieron llevar a cabo una búsqueda discreta, tratando de evitar llamar la atención. Con la partida de los agentes de la ley, mi madre y yo nos quedamos sumidas en un mar de pensamientos y preocupación acerca de lo que pudo haberle sucedido a mi hermano. Con la mente agitada, mi madre me instó a ir a mi habitación y descansar, recordándome que al día siguiente tenía que ir a la escuela.

A siéndole caso a mi mamá , me dirigí a mi cuarto. Tras tomar una relajante ducha, busqué una cómoda pijama de pantalón largo y suéter. Me acurruqué en mi cama, pero la intranquilidad se apoderaba de mí. Giré y revolví en la oscuridad de la madrugada, incapaz de encontrar el sueño . Rendida ante la vigilia, decidí buscar consuelo en un libro.

Salí a mi pequeño balcón y me acomodé en una silla, tratando de sumergirme en la lectura. Sin embargo, una extraña sensación de ser observada comenzó a inquietarme. Alcé la mirada hacia el oscuro bosque y mis ojos buscaron en cada rincón en busca de alguna señal. Dos puntos rojos se materializaron en la distancia, como si fueran luces en la oscuridad. Mi mente luchaba por encontrar una explicación lógica, pero los puntos rojos desaparecieron repentinamente. Estaba a punto de retomar mi lectura cuando un sonido perturbador captó mi atención una vez más. Mis ojos se fijaron en el bosque, pero esta vez no había luces ni puntos rojos. Solo un silencio inquietante reinaba en la oscuridad.

De repente, sentí cómo una presencia amenazante se aproximaba sigilosamente desde el bosque. Mi instinto me hizo ponerme de pie y, en ese momento, pude distinguir algo en el techo. Era una bestia imponente, de enormes dimensiones, con ojos ardientes de un intenso rojo carmesí. Su mirada feroz me traspasó el alma, y su agitada respiración evidenciaba su salvajismos . Temiendo por mi vida, comencé a retroceder con cautela, buscando la seguridad de mi habitación. Sin embargo, la bestia saltó sobre mí con ferocidad. Desesperada por defenderme, encontré un bate cercano y lo golpeé con todas mis fuerzas. Pero mi acto solo provocó su ira, y en un rápido y certero movimiento, la criatura hundió sus colmillos en mi brazo haciendo que este sangrara.

La bestia, satisfecha con su ataque, se alejó corriendo hacia el bosque en la oscuridad de la noche. Sin perder tiempo, entré apresuradamente a mi habitación y cerré la puerta con fuerza, sintiéndome a salvo . Me dejé caer en el suelo, aturdida y confundida por lo que acababa de suceder.

Mientras trataba de procesar los eventos aterradores de esa noche, cubrí la herida con un improvisado vendaje. Agotada física y mentalmente, me dejé caer en la cama y contemplé el techo, incapaz de comprender qué demonios había desatado esa pesadilla. Finalmente, el agotamiento me venció y me sumí en un sueño sin respuestas algunas.

An Inherited Power |Teen Wolf | [REESCRIBIENDO]Where stories live. Discover now