capitulo 4

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—¿Estás diciendo que no recuerdas nada?—¿Cómo paso ésto? Si olvida así de fácil, su vida será más infernal de lo que ya era.

Tal vez el acoso de Dionisio más el mal trató de su madrastra hacia él o la cero importancia de su padre sobre todo lo que sucedía, causó que suprima toda esa pesadilla pero aún así, su cuerpo lo recuerdo porque cuando mencioné a Dionisio, el se volvió un manojo de nervios.

—Si, el día de la boda me desmayé y cuando desperté no recordaba nada de este lugar—Mintió un poco—Todo es nuevo para mí, como si nunca he vivido aquí.

¿Cómo le explicó todo lo que ha vivido? Tengo que protegerlo de su propia familia, no puedo dejar que lo sigan dañando más.

—¿Quieres saber sobre tu vida?—Apreta el vaso en su mano.

—Si, quiero saber en quien puedo confiar o de quién debo de protegerme.

—Pero si no te acuerdas de mí ¿Cómo puedes confirmar en mi?—Deberia de dudar también.

—No puedo ver ni encontrar una mentira en tus ojos o voz, aquí—Toca su corazón—Dice que puedo confiar.

Esau puso una mirada cariñosa, está feliz que a pesar de todo puede recordarlo aunque no con su cerebro pero si con su corazón.

—Te contaré—Mira hacía todos lados, olfatea para ver si alguien se acerca. Al ver qué no había nadie al rededor el procedió a contarle.

"Los conocimos hace aproximadamente siete años, al principio no nos llevamos bien porque yo era Omega y tú Alfa chocabamos a la hora de expresarnos. Tú eras como un perrito asustado y yo era más un gato gruñó.

Un día yo entre en celo, esa situación activó un recuerdo horrible en ti por lo que cuando reaccionaste, te cubristes la nariz, te pusiste un supresor. Me llevaste en tu espalda a la enfermería, en ese entonces cruzábamos el último año de secundaria.

Desde ese momento no acercamos un poco pero no tanto para contarnos cosas, creí que ahí terminaría nuestro acercamiento pero entramos a la misma universidad y los dos estudiamos Licenciatura en fotografía.

Fue entonces cuando nuestra amistad se volvió única, ambos somos confidentes de uno al otro, más un día cuando me llamaste con desesperación bajo aquella tormenta. Fue tan insoportable y desgarrador verte de esa manera.

Tu ropa desgarrada, tu piel roja con cardenales por el cuello, fue allí donde me lo comfesates por primera vez—Apreta sus dientes—Me confesates que esa era la tercera vez que ese maldito bastador intentaba abusar de ti, yo me quedé en shock al mismo tiempo que la sangre hervía con furia.

¿Cómo demonios un hermano tiene tales pensamientos enfermos? Eso fue lo que pensé mientras curaba tus heridas, me dí cuenta que los alfas también pueden ser vulnerables, yo como tú amigo quería protegerte.

Quería ir hablar con Dionisio o tus padres para decirles porque no había hecho nada pero tú me de tuvistes. El miedo en tus ojos lo decía todo por lo que me abstuve de hacer algún movimiento.

Comenzé a investigarlo pero el muy malnacido tiene bastante poder y es excelente siendo un buen hijo y hermano mayor. Teníamos que tener pruebas para desenmascararlo. Solo que cuando íbamos a obtener algo el se dio cuenta y te amenazó con matarme.

Tu te aléjastes de mi por un tiempo, no querías hablarme pero yo no iba a permitir eso por lo que fui a buscarte a tu casa. Solo para quedar más enfermo con lo que vi, Dioniso te abrazaba de manera que para mucho eso significa amor de hermanos pero tú incomodidad y asco lo decía todo...te repugnaba.

Logré ver qué tus tobillos tenían marca de cadenas, en ese momento dese ser un beta para poder meterle una paliza si miedo que sus feromonas me doblegaran.

El amarillo de sus ojos [alfaxalfa] [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora