Nanamine Sakura

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La peliverde recorría los pasillos con una mirada aburrida, casi rogando por alguna cosa que la entretuviese.

Genuinamente no tenía nada que hacer, y se sentía oprimida por la idea del día acabando, porque eso significaba que no había, literalmente, nada que hacer. Le molestaba la monotonía, y le molestaba la falta de emoción del día.

No ocurría siempre, pero ese día en particular, sí que deseaba algo de acción en general, como para animar las energías del ambiente. 

Era época de exámenes, así que el ambiente era un poco... asqueroso; todos cansados, muchos preocupados por los ingresos a las universidades de sus sueños, o las de los sueños de sus padres en todo caso. 

Pero, claro, ella no tenía nada que ser evaluado, y sus parpados se sentían pesados. 

Se detuvo en una ventana, buscando algo de interés en el patio, pero nada interesante pareció aparecer en su campo de visión. Miró al cielo, y estaba rosa, eso le pareció bonito, dentro de la monotonía.

Oyó un golpe detrás de sí, y se dio la vuelta rápidamente. Pero no pareció encontrar nada, por lo que intentó buscar con la mirada hacia los costados en el pasillo, sin éxito tampoco.

De la nada, una veloz corriente de aire había abierto la puerta del salón más cercano y había salido corriendo con desesperación.

El muchacho, que no era ningún producto de su aburrimiento, calló al resbalar en el suelo, y no llegó a las escaleras. Sakura no dijo nada, pero apretó los labios, quizá en un impulso de hablar que nunca trascendió a más que una intención; pero sólo se dio cuenta de que la estaban viendo cuando el muchacho no se dignaba a ponerse de pie y nada más la miraba.

Ella parpadeó sin notarlo, y él la imitó, dándose cuenta de que estaba vivo, quizás respirando, o quizás... ¿con la responsabilidad de llegar a tiempo a algún lado? Notándolo, se levantó nuevamente con una desesperación impresionante. 

Intentó dar un paso más, pero volvió a resbalar definitivamente y cayó por las escaleras. Y cuando Sakura estaba aburrida, por más de que eso sí que le había dado algo para distraerse, no tenía ninguna intención de que algo como eso sucediera.

Lo pensó por un momento, pero al final se dirigió a las escaleras, para descubrir que no había nadie en ellas.

Se lamentó un poco, porque tenía la intención, sin saber por qué, de preguntar al chico tan torpe si estaba bien. Pero, como no estaba ahí, al final terminó caminando el resto de la tarde.

***

—¡Oye!— oyó, cuando estaba en la planta baja, mirando la ventana, otra vez. Se dio la vuelta; él la miró fijamente, y Sakura esperó a que le dijese algo— Perdona por no haberte hablado antes, estaba llegando tarde al club, y al final vamos a practicar mañana con unos chicos del equipo de karate de la escuela...— la peliverde lo miró con sorpresa, sinceramente, no pensaba que fuera un muchacho tan abierto— ¡Ah, perdona! Estoy hablando demasiado.

—No, no... eh... ¿estás bien?— él la miró fijamente, como si no la entendiera. Y luego reaccionó.

—Ah, sí, lo siento, sólo me caí.

—De las escaleras.

—... Creo que, en general no es algo tan malo para mí— ahora que lo veía, era un poco más bajo que ella— Pero, como sea, estoy bien para mañana. Voy a poder reencontrarme con el chico de la final del año pasado, así que no querría perdérmelo por nada del mundo. 

—¿La final?— él la miró, sonriendo tan ampliamente que se le olvidó cualquier otra cosa. 

—De las nacionales. Resulta que las gané... y eso. Pero no parece, muchas veces, porque soy más bajito que los demás—Sakura lo pensó por un momento.

—¿Eso importa?

—Sí, los chicos más altos tienen más oportunidades que yo en todo, si lo pienso, hasta con las chicas— de alguna manera, no dejaba de sonreír, y eso le preocupaba un poco a Sakura, ya que quizás el chico tenía demasiado internalizado ese tipo de comentarios. Debían ser crueles con él, pensó. El muchacho, le ofreció una de las dos botellas que traía entre las manos— En fin, la expendedora me soltó una de mas, ¿te la puedo regalar?

—¿Por qué me preguntas antes de darla?

—No sé si te guste el té.

Sakura sonrió. Tomó el té en sus manos y, por primera vez, sonrió. 

—Gracias... ¿Mañana dices que podré verte practicar con los de ésta otra escuela?— el muchacho se sonrojó totalmente, parpadeando con gran velocidad.

—¿Vendrás a vernos?

—A verte, sí— lo vio intentar abrir la botella, pero sin ningún éxito— Y estás girando la tapa al revés.











Jibaku Shounen Hanako-kun || OneshotsWhere stories live. Discover now