100% de compatibilidad.

878 151 67
                                    

Kara se despertó sintiéndose rara, cansada y lánguida. Agotada sería la palabra correcta y ella jamás se despertaba así, nunca.

Nia le abrió las ventanas toda sonriente y luego la miró.—¡¿Kara pero qué te pasó?!

Kara la miró aterrorizada. —Yo creo que cometí un error y ella es una niña.

Los ojos de Nía se abrieron de par en par imaginando lo peor.—Kara Zor-El tú no habrás...

—Tomé su sangre, y ahora tengo fiebre— la miró Kara levantándose.

Nía estaba más sorprendida que ella, por qué Kara haría algo así voluntariamente. —Kara pero tú no quieres tener pareja, siempre haz dicho eso ¿Por qué harías algo así?

—Yo no pude evitarlo, quería saberlo—suspiró.

Nia la tocó en la frente. —Estás ardiendo Kara—

—Ya sé, la de la fiebre soy yo, prepárame mi traje debo salir a practicar con ella.

—Ni de coña, tú te quedas aquí, así aprenderás a no andar haciendo estupideces.

Kara la ignoró y se vistió con ropa deportiva porque no sabía donde demonios estaba su traje espacial. Se miró al espejo, se veía horrible. El tema es, que los kryptonianos, como seres del sol, si hacen un test de compatibilidad con alguien más y esa persona resulta ser cien por ciento compatible, el sol dentro de ellos calentaba la sangre de dicha persona tratando de mezclarla con la propia, esto sólo sucedía si había una compatibilidad total entre dos personas.

—Maldición y ella tiene diecinueve años, yo treinta y seis, tengo casi el doble de su edad.— respiró hondo. —Vamos Kara, eres una Zor-El y sabes que este no es el fin del mundo, sabes que la compatibilidad puede darse con alguien más esto es sólo una fiebre.

La rubia se preparó el desayuno ella misma ignorando a sus sirvientes malumorada, por supuesto ella podía justificarlo pero le había interesado Kara mucho antes del test, de hecho el test en sí no significaba nada, era sólo un atajo...un maldito atajo que le aterraba, pero ella no se podía dar ese lujo, el lujo de apresar a una niña contra su voluntad y obligarla a ser suya. Bueno de poder sí podía, ella podía todo, pero no lo haría.

Andrea salió detrás de ella cuando la rubia comenzó a correr en la calle fuera del palacio.

—¡Kara Zor-El vuelve aquí que me dijo Nia que tienes fiebre!—Andrea corría como una ardilla, sus piernas se movían muy rápido, pero no lo suficiente.

—¡Déjame en paz Andrea!— Kara echó a correr tan rápido como pudo y dejó que los químicos en su cuerpo la hicieran sentir mejor. Dejó a Andrea bien lejos y miró su panel en la mano izquierda. Marcó unos números y al instante se transfirieron cien mil créditos a Lena Luthor, contacto que ya Kara tenía guardado desde el día anterior.

Andrea la llamó y Kara vió el holograma gritarle mientras ella ponía los ojos en blanco. —Te calmas y me hablas como una persona civilizada Andrea.

—Están buscando a Lena, derribó tres naves de la armada Marciana.

—¡¿Ella sola?!— Kara sintió una oleada de orgullo.

—Idiota no te alegres por eso, la están buscando y ya saben que está aquí.

Kara no le dio tiempo a decir nada más y llamó a Shepard.

—¿Sí señora?— dijo el hombre.

—Prepárame la Tempest.

—Sí señora enseguida la tendrá en su ubicación.

Polvo de estrellasWhere stories live. Discover now