Ella no es como James

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Al día siguiente.


Kara se había levantado más temprano que de costumbre, ordenó a sus sirvientes cada mañana servirle el mejor desayuno posible a Lena y llevarle con ello flores de todo tipo, con las mejores fragancias. A partir de ahora la rubia haría todo lo posible por conquistarla, quería que el noviazgo no fuera falso, sino algo real, porque aunque Lena había aceptado de forma genuina Kara sabía que la chica sólo pensaba en los niños de la guerra.

Suspiró mirando los papeles delante suyo y firmó todos y cada uno de ellos, ahí estaba la aceptación de John en su ejército, la miró de cerca, John era una excelente adquisición.

—¡KARA, KARA!—Andrea llegó corriendo.—Hija de los mil demonios, me tuve que enterar esta mañana en las noticias...¿Ya son novias en serio?

—Sí, Andrea, y habla en voz baja, Lena sigue dormida.

—Gobernada.

—Te cortaré la lengua si lo repites.

—Vale, vale, no hay que ser agresiva.—sonrió la mujer.—Ya era hora.

Kara alzó una ceja.—¿Y tú, cuando piensas dar el paso?

—Lo mío es imposible Kara, ya sabes que lo es, en fin me iré a trabajar.

Kara la detuvo—¿Cómo que imposible?

—Nía me adora, pero no de esa manera.

—Estupideces estoy segura de que sí lo hace, te lo dije.

—No Kara, ella misma me dijo que no, me iré a trabajar y por favor no te metas en ese asunto, te lo suplico—dijo con tristeza.

—Andrea, ella está mintiéndote, quizás piense que la ves como una hija o algo, debes de ser honesta en tus sentimientos, estoy segura de que no le dijiste que te gusta.

Andrea negó.—No, no le dije.

—Por eso se asustó, ve y dile y acaben de amarse, que se babean la una por la otra.

—Ya...está bien, iré a trabajar—Andrea se retiró pero Kara todavía la veía triste.

Kara miró su reloj, ya Lena debía estar despierta desayunando, sonrió y salió de su oficina principal para ir a la habitación de Lena.

Al llegar tocó la puerta.

—¡Adelante!—Contestó Lena.

La rubia entró y miró a Lena toda despeinada, comiendo su desayuno, se veía aún más hermosa cuando estaba acabada de despertar.—Buenos días princesa.

—Ya no me digas así—Lena hizo puchero—Además si se te escapa estaremos en problemas.

—¿Por qué? Lo que podrían pensar es que tengo planes de que te cases conmigo, lo cual, no está lejos de la realidad.—dijo sentándose junto a ella en la cama.—¿Qué tal está tu desayuno?

—Está cada día mejor, tus cocineros se superan cada vez más.—sonrió.

Cuando Lena se llevó un pedazo de fresa kriptoniana a la boca la rubia se inclinó hacia ella y la besó arrebatándoselo—Delicioso, sí, mis cocineros han mejorado.

—Si querías darme un beso podrías haberlo hecho sin robar mi comida.

—¿Eres tacaña?—Se burló Kara.

—Con la comida mucho, supongo que es porque soy pobre y me acostumbré a que debía cuidar mi comida o no comería nada.

Kara extendió el brazo por encima de los hombros de Lena y la atrajo hacia sí—Eso está en el pasado, ahora tienes muchos créditos y además me tienes a mi cariño.

Polvo de estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora