Tormenta.

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Tres días después.


Lena había pasado los siguientes tres días descansando, para una humana como ella, aunque fuese una N7, una guerrera sin igual, era difícil sobreponerse a los efectos del gel, mezclado tenía que estar todos los días colocando drogas en su cuerpo que la dejaban exhausta y confundida.

Hoy era el último día de la droga. Tomó la bendita droga de las manos de Andrea y se la inyectó mientras la mujer le acariciaba el cabello.

—Qué chica tan curiosa.—Murmuró Andrea mirándola.

Lena sonreía por las caricias.—Eso me tranquiliza.

—Lo sé, pero si Kara me atrapa haciéndolo, y a tí disfrutándolo puedes ir pensando en el color de nuestros ataúdes.

—La reina no se interesa en mí— sonrió Lena totalmente drogada.—Estoy flotando.

—Ya me lo imagino cariño— rió Andrea.—Debo ir a trabajar Lena ¿Confío en que estarás bien?

—Sí señ...Andrea— asintió y cerró los ojos durmiéndose.

Andrea la observó unos segundos para después irse.

Kara estaba en su despacho trabajando, tenía muchísimo papeleo. Uno de sus empleados llegó. —Majestad los médicos están casi listos, la kryptonita ya ha sido convertida en un suero, sólo un día más.

Kara alzó la mirada , sonriente. Su empleado pensó que había hecho algo mal, Kara no se reía, para nada. —Gracias Nathan, puedes irte.—Él le entregó unos papeles y Kara salió directo a ver a Lena.

Por el camino se encontró con Andrea. —Hey Kara, la chica está dormida. ¿Alguna novedad?

—Sí justo un empleado me trajo los documentos del progreso con la kryptonita mañana podrán curarla— Andrea nunca había visto a Kara tan feliz.

—Eso me alegra. ¿Te gusta mucho esa chica uh?— Andrea le dió un codazo. —Cuídala, o iré a por ella Kara.—le guiñó el ojo mientras la rubia se quedaba parada allí procesando lo que acababa de oír. Los celos la invadieron un momento y luego agitó la cabeza. Lena no sería de nadie, sólo suya.

Entró a la habitación de Lena y la miró dormir, su pecho se sintió presionado ¿Qué coño había significado eso que Andrea había dicho?

Se sentó en la cama y acarició el rostro de Lena. —Cómo puede una chica tan pequeña y jóven ser tan fuerte y valiente— Acarició sus labios con lentitud , queriendo dejar un beso, pero Kara era más que esto, se recordó por milésima vez, que Lena era una chica muy jóven para ella. Se levantó y se dirigió a la puerta.

—Hey...—susurró Lena despertándose. —Me alegra verte bien.

Kara se detiene en seco y se gira, su rostro muetras una sonrisa. —¿Te desperté?

—Nah , son las drogas.

Kara camina hacia ella y se sienta en la cama. —¿Tienes hambre pequeña?

—Un poco a decir verdad, pero..

—¿Pero?

—Estoy drogada hasta las cejas Kara— se rió Lena.

—Diablos cierto...te traeré comida, espera aquí.

Lena cerró los ojos asintiendo y pronto Kara regresaba con un una bandeja con carne asada, vegetales, huevos, leche, de todo lo que Lena pudiese comer.

—Esto es mucho— se echó a reír Lena mientras se trataba de levantar.

—Exageras, necesito alimentarte bien mi salvadora.—dijo Kara tiernamente tomando a la chica en brazos para sentarla y recostarla hacia la enorme cabecera de la cama, que estaba acolchonada.

Polvo de estrellasWhere stories live. Discover now