Sucesos extraños. Cápsulas que caen del cielo, una enfermedad contagiosa y...un chico.
Aquello sucedió de forma tan rápida que en cuestión de horas todos se habían convertido en...zombies? Infectados? llámenlos como quieran. Estando en esa situación...
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—¡Tae, despierta!
Gritó Yeji a todo pulmón mientras sacudía frenéticamente a un adormilado Taehyung. Apenas eran las siete de la mañana y por alguna extraña razón se encontraba vestida y arreglada.
Su amigo dormía como una roca y despertarlo ameritaba mucho más que unos simples gritos.
Por lo que al su táctica no dar resultado tomó una de las almohadas y comenzó a golpearlo repetidas veces hasta lograr que desistiera de sus intentos por hacerse el dormido.
—¿Porqué me despiertas?¿Sabes qué hora es? —Con el seño fruncido se acomodó nuevamente entre las sábanas ignorando por completo a la chica quien enojada continuó con los almohadazos— ¡Déjame dormir!
—¡No lo haré! ¿acaso olvidaste tu promesa? —preguntó observando como el castaño intentaba recordar sin caso alguno— Agh, eres imposible, prometiste que me acompañarías a ir de compras, y de paso visitar a la adivina qué me recomendó Yoongi.
—¡¿Y es necesario ir a las siete de la mañana?! —gritó exaltado y para nada conforme con el horario— además ¿quién es ese Yoongi?
—A esta hora hay menos personas, si esperamos a las nueve irán llegando poco a poco y al marcar las diez estará completamente lleno así que ¡levántate!
De un empujón tiró a Taehyung de la cama y salió de la habitación.
—¡Tienes diez minutos! —gritó desde el exterior—
Taehyung susurró unas cuantas maldiciones en voz baja antes de levantarse del suelo y entrar al baño.
Su cabello alborotado, ojeras y parecer un muerto viviente eran solo una parte de su físico que le hacía saber que debía dejar de jugar hasta altas horas de la noche. Pero a veces le resultaba imposible, simplemente caía en la tentación y luego no podía parar.
Era un vicio.
Con un suspiro procedió a comenzar su rutina mañanera. Quejarse no resolvía sus problemas y cuanto antes llegaran al centro comercial antes saldrían.
‹‹Un poco de agua será suficiente››
Pensó, intentando restarle importancia a su aspecto demacrado para seguido abrir el grifo y echar una buena cantidad de agua fría en su rostro.
Lo que había estado sucediendo últimamente lo tenía más tenso de lo habitual y se desahogaba mediante los videojuegos.
Pero en exceso todo es malo, suelen decir.
. . .
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