Sucesos extraños. Cápsulas que caen del cielo, una enfermedad contagiosa y...un chico.
Aquello sucedió de forma tan rápida que en cuestión de horas todos se habían convertido en...zombies? Infectados? llámenlos como quieran. Estando en esa situación...
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Heridas dolorosas. Piel frágil y lastimada. Rostro cansado. Y a pesar de eso, una ligera y suave respiración adornaba aquella imagen frente a sus ojos.
Dormir no había sido parte de su noche. No era algo nuevo, pero el peso que sentía en la parte posterior de su cabeza lo estaba matando, y como si fuera poco bajo sus ojos yacían leves marcas oscuras como muestra del cansancio.
En cambio, su invitado, dormía plácidamente sobre su cama. En realidad se alegraba por ello, al menos alguien pudo descansar.
Su cabeza comenzó a doler con más intensidad y en serio quería que todo terminara de una vez. Después de dejar a jungkook en su habitación tuvo que soportar un sermón de media hora como mínimo. Charla que fue tan estresante como intensa, pero que también era cierta en gran parte. Lo odiaba, odiaba cuando su madre tuviera razón ya que luego podía restregarselo como un niño con un nuevo juguete, y todo lo que le recalcaba día a día era muestra de que no lo consideraba lo suficientemente maduro como para afrontar los problemas diarios. Sin embargo, Taehyung ya no era un niño, el podía tomar sus propias decisiones y cargar con las consecuencias. Desgraciadamente ella parecía no entenderlo y continuaba tratándolo como a un infante inexperto en la vida. Y esa tan solo era una de las muchas cosas que sin darse cuenta guardaba con rencor en lo más profundo de su corazón.
Aún estaba sorprendido por como consiguió que cediera para permitirle a Jungkook pasar un tiempo allí, seguramente fue obra de algún dios, pero lo agradecía.
Con un bajo quejido se acercó silenciosamente a la mesita de noche para sacar de ella un pequeño pomo de pastillas.
Detestaba tomar medicamentos pero no le quedaba más remedio, pensar tanto lo estaba atormentando y sentía que en cualquier momento su cabeza iba a explotar. Entonces juntando fuerzas se tragó de una vez la pastilla, esbozando un gesto desagradable al sentirla deslizarse por su garganta. Tenía la esperanza de que almenos con eso lograra aliviar el dolor y con ello su estrés.
Suspiró y cerró la botella de agua. Inevitablemente sus ojos regresaron al chico que por ahora permanecía inerte, Jungkook dormía tan tranquilo que hasta le causaba un poco de envidia.
Y sonrió desganado, almenos esperaba haber tomado una buena decisión por una vez en su vida y que no terminara en desastre.
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