Después de años de relación Pete decide terminar con Ed, al no tener a dónde ir decide quedarse unos días en casa de su jefe, sin imaginarse que ahí comenzaría a vivir el placer más grande que jamás había sentido.
Al ver que Pete había cedido a hablar conmigo hizo que me sintiera un poco mejor, aunque se que eso no garantizaba que me perdonaría ya era un gran paso, aún así no tenía ganas de hacer nada por eso decidí llamar a Kinn para decirle que hoy no podría reunirme con él
–Esta bien, entiendo—Suspiró—¿Ya te reconciliaste con Pete?
–En eso estoy… hablaremos cuando llegue de con Porsche
–Bien, espero que puedan arreglar todo—Sabia que lo decía de verdad—Tengo que irme, llámame si necesitas algo.
Después de colgar baje a hacer algo de ejercicio en lo que se encargaban de limpiar el desastre de mi habitación.
Estaba concentrado dando golpes al saco de box cuando la voz de mi hermano llegó a mis oídos.
–¿Qué pasó anoche?, Ni siquiera me esperaron para volver a casa—Preguntó con clara molestia
–Tuve un problema con Pete—Respondí
–¿Qué sucedió?, ¿Es por eso que no está en casa?, ¿Van a terminar?—La angustia en su voz era muy notable.
–¡No!...—Dije alzando un poco la voz lo cual desconcertó a Macao—Lo vamos a solucionar, no te preocupes…
Él solo suspiro y asintió, después salió del gimnasio dejándome nuevamente intranquilo, ¿Y si Pete no quería arreglar las cosas conmigo?, Quizá solo me pedirá que lo deje en paz, ¿Va a terminar conmigo?.
Esos pensamientos volvieron a mi mente y nuevamente mi ansiedad estaba al límite, volví a golpear al saco, está vez sin coordinación y con más fuerza que antes. Pete no podía dejarme, por favor no…
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Las horas pasaban y Pete seguía sin llegar, había estado tentado en llamarle pero no quería presionarlo.
Decidí esperarlo en la habitación de huéspedes que es donde pasó la noche, me recosté en la cama dejándome abrazar por el olor de su shampoo en su almohada. No me di cuenta de cuando me quedé dormido hasta que el ruido de un auto me despertó.
Me dirigí a la ventana que daba hacia la salida para ver a Pete salir del coche de Porsche, pero mi sorpresa fue otra ya que quién traía a Pete no era él, ni siquiera algún guardaespaldas de la primera familia, era otro tipo que no reconocía y parecía muy amigable con mi Pete.
Después de un par de minutos que sentí eternos vi como mi bello novio entraba a la casa, no tardaría en llegar aquí y si quería que arregláramos las cosas tenía que estar tranquilo, respire un par de veces tratando de eliminar mis celos. Tal y como dije, la puerta de la recamara no tardo en abrirse dejando a la vista a Pete, quién palideció al notarme. Algo en mi interior se encendió al ver la prenda que dejaba a la vista su linda cintura. ¿Celos? Si, ¿Lujuria? También, Pete tenía esa habilidad de despertar en mi todo tipo de emociones.
