Capítulo 1

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El comandante había anunciado que el aterrizaje se daría en menos de 10 minutos.
Sentado en su asiento mientras observaba por la ventanilla del avión, Paolo notó como la persona sentada a su lado le ponía la mano sobre el hombro.

–Paolo, ¿Me has oído?

–¿Eh? Ah, lo siento tío Enzo, esque estaba en mi mundo ¿Qué has dicho?

–Decía que es muy valiente por tu parte unirte a este viaje con tan poco tiempo de antelación. Realmente no esperaba que quisieras acompañarme.

Paolo no pudo evitar reír.

–Anda ya, tío Enzo. Ni que fuera la primera vez que voy contigo a estos viajes.

–Sí, tienes razón, pero esto no es como en Honduras o en China. Además, ya me habías dicho hace tiempo que con todos los temas del equipo no podrías acompañarme ¿Acaso esto es por lo de Chiara?

Intentando disimular, Paolo volvió a dirigir su mirada a la ventanilla.

–No, no tiene nada que ver con eso. Ya sabes que de todas formas tenía pensado dejar el equipo en poco tiempo. Ya que al final eso ha sucedido antes, no veo nada de malo en querer acompañarte. Además, así puedo conocer un poco más de mundo.

Sin estar del todo convencido, Enzo Bianchi colocó una mano consoladora en el hombro de su sobrino sin mencionar nada más.

Paolo pensó en las palabras de su tío mientras observaba el aeropuerto de la ciudad de a través del cristal. Había formado parte de un equipo italiano bastante conocido hasta hacía solo unas semanas, cuando el capitán y delantero estrella le había echado prácticamente a patadas. ¿Porqué? Pues probablemente se debía a algo relacionado con que la pareja de Paolo, Chiara Ricci, había estado manteniendo un noviazgo en secreto con el capitán desde hacía mucho tiempo.
Paolo tardó bastante en descubrirlo, y cuándo llegó el momento de abandonar su relación con Chiara, quiso ir por el lado bueno y tener una ruptura tranquila, pero las cosas no le salieron precisamente bien y ahora, se encontraba ahí, viajando a África con su tío con el objetivo personal de intentar olvidarse de todo.

Su tío le habló a Paolo hacía más de un mes sobre el nuevo proyecto que iba a realizar. Como presidente de su empresa, Enzo Bianchi solía realizar donaciones a distintas asociaciones que se encargaban de ayudar a familias con pocos recursos, sin embargo, él solía decir que no se conformaba con quedarse solo con eso, por lo que, siempre que le era posible, viajaba durante un tiempo al lugar donde se encontraba la asociación a la que había realizado una donación y se ofrecía voluntario para ayudarles en todo lo que les fuera necesario.
Cuando Paolo cumplió 18 años, acompañó a su tío por primera vez en uno de estos viajes, concretamente a Honduras, y desde entonces, Enzo siempre se encargaba de avisar a su sobrino cuando planeaba uno de esos viajes, para que supiera que podía acompañarle si así lo deseaba. Desde entonces habían viajado a un total de cinco países diferentes, Honduras, China, Tailandia, India y Egipto. Ahora, Enzo Bianchi había realizado una donación a una asociación que tenía su sede en la ciudad de Kinsasa, capital de la República Democrática del Congo, lugar al que se dirigían.

"Atención señores pasajeros, estamos a punto de aterrizar en el aeropuerto internacional de N'Djili, en Kinsasa. Esperamos que el vuelo haya sido de su agrado. En nombre de BE Airlines y de toda la tripulación, les deseamos una feliz estancia. Les ha hablado el comandante"

Tras la llegada a tierra, los dos italianos recogieron su equipaje de mano y se dirigieron al interior del aeropuerto, donde también recuperaron sus maletas para después marcharse directamente al exterior. Oficialmente, ya estaban en suelo africano.

–Paolo, avísame si ves al chófer que nos han enviado.

–Oído.

Tardaron muy poco tiempo en localizar a la persona indicada, un conductor aparentemente bastante joven, que sostenía en sus manos un cartel dónde podía leerse el nombre del empresario.
Tío y sobrino fueron directamente a encontrarse con él, cuando el más mayor le estrechó una mano y conversó brevemente sobre el lugar al que les iba a llevar para que pudieran descansar el resto del día hasta la reunión que tendrían mañana. Paolo aprovechó para poner la oreja en toda la conversación, con la esperanza de entender algo. Desde el momento en que se subió al avión había esperado que este viaje le sirviera, entre otras cosas, para practicar su francés. (Nota: En el Congo, pese a que se hablan varias lenguas diferentes, el idioma oficial es el francés)

Darkside Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz