Capítulo 2

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Nohelle Manule, quien se encargaba de las comidas de los huéspedes de la posada, sirvió a los italianos algunos platos para desayunar. Un café para cada uno, unos gofres con frutas y un vaso de zumo. Ambos italianos disfrutaron mucho de la comida, estaba claro que la señora Manule era una excelente cocinera.

Tras acabar, Paolo y su tío fueron llevados en coche hasta la ciudad de Kinsasa. Allí, se dirigieron directamente a la sede de la asociación con la que colaboraban, con la esperanza de encontrarse con el señor Watzler. Por desgracia, les informaron de que el director no estaría allí esa mañana, dado que había ido a ayudar a uno de los equipos que organizaban unas actividades, por lo que decidieron esperar a la tarde para tener la reunión con él.
Debido a la ausencia del director, los italianos hablaron con otro de los encargados de la dirección, el señor Inoue, era un hombre de unos 35 años, bastante alto y, pese a que no llevaba ropa formal, sí iba bien vestido.

-Buenos días señor Bianchi, me han pedido que les hable un poco de la asociación y les indique dónde pueden colaborar durante su estancia, al menos los primeros días. Y el señor Watzler le vuelve a pedir disculpas por no poder presentarse aún.

-Buenos días, y muchas gracias por recibirnos. Por favor, hágale saber al señor Watzler que no es ningún problema para nosotros, no debe preocuparse.

-Se lo haré saber cuanto antes. Ahora, si me siguen les enseñaré lo que pueden hacer.

El señor Inoue les llevó por algunos lugares de la sede. No era un edificio especialmente grande, pero sí contaba con muchas salas pequeñas, probablemente salas de reuniones. Según les explicaron, en la sede se desarrollaban la mayoría de las ideas que tenían los diferentes miembros de la asociación.

-Verán, en esta asociación nos dedicamos a la realización de múltiples actividades o acciones en general con el objetivo de la recaudación de fondos para ayudar a familias desafortunadas. Hacemos todo tipo de cosas, aveces hacemos compra venta de toda clase de artículos de segunda mano, tenemos también algunas tiendas de ropa de segunda mano que se vende a precios asequibles, o también realizamos visitas guiadas por la ciudad para los turistas. Eso es lo que más éxito tiene actualmente, aunque hacemos muchísimas otras cosas. Por ejemplo, también tenemos una amplia oferta de actividades extraescolares que los niños pueden realizar cuando salen de las escuelas, todas impartidas por profesionales en la materia. Todo el dinero que recogemos lo enviamos a distintos lugares que se encargan de destinarlos a las personas más necesitadas. Pese a todo, lo que más falla en esta asociación es la falta de personal, hay personas aquí que se encargan de diversas cosas distintas a la vez porque no hay suficiente gente para cubrir todos los espacios. Uno de nuestros trabajadores hace de guía turístico en cuatro rutas distintas, se encarga de la extraescolar de fútbol, ayuda con las cuentas de la asociación, organiza las actividades que hacemos durante las fiestas y ayuda en la tienda. No sé cómo es capaz de dar abasto con todo.

Paolo se quedó asombrado. Conocía de antemano un poco del funcionamiento de la asociación porque lo había leído en internet antes de llegar a África, pero aún así le sorprendió mucho conocer las dificultades que tenían que atravesar.

-En fin, perdonen que hable tanto, cuando empiezo no paro. Bien, hemos decidido que ustedes pueden ayudarnos con la organización de las actividades que se llevarán a cabo mañana con el motivo de la fiesta de la ciudad, siempre y cuando no tengan ningún inconveniente.

-Por supuesto que no, ya les dijimos que estaremos más que dispuestos a ayudar en todo lo que podamos.

-Se lo agradecemos muchísimo señor Bianchi. Ahora les dejo, si tienen cualquier duda, pueden preguntarle a Zara, es esa mujer que está ahí, ella se encarga de supervisar estas actividades.

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