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Camilo estuvo a punto de decirle que no, que él no era Bruno. Demasiado tarde se le ocurrió que transformarse en su tío sería un problema. Mariano para su sorpresa en un movimiento efusivo lo abrazo muy fuerte.

-¡Bruno!¡Bruno!¡Por fin regresaste!

Entre la niebla del alcohol, Mariano recordó cuando tenía quince años.

Siempre a lado de su madre, siempre perfecto, siempre asediado por niñas que, él consideraba, tontas y exageradas que querían ser su novia. Tal vez había sido motivado por su propio orgullo, pero le llamó la atención la única persona que parecía no estar interesada en él: Bruno Madrigal. Mariano observaba a Bruno desde lejos sin que él se diera cuenta desde que comenzaron los ensayos de su pastorela. De verdad a Bruno le encanta actuar, mostraba mucho entusiasmo. Tanto que lo ignoraba a él, a Mariano Guzmán, el muchacho más atractivo del elenco, y probablemente de todo el Encanto. Al principio eso le irritaba un poco. Algo había en Bruno, no sabía qué. Con el tiempo, el desprecio que sentía hacia su indiferencia se fue transformando en otra cosa. El desdén porque lo trataba igual a los demás se volvió admiración. Le gustaba que, a pesar de todas las cosas malas que decían de él, Bruno seguía siendo amable y humilde con todos. Después se descubrió a sí mismo admirando otras cosas de Bruno: su cabello largo y ondulado rebelde sin peinar, y encontraba también, si cuerpo delgado y apenas marcado atractivo también. Y aceptar eso de su parte era decir mucho, pues para sus quince años,él ya mostraba trabajo muscular, producto del ejercicio que le gustaba hacer.

Se preguntó si era posible que le gustara Bruno. Imposible no era, pero seguramente su mamá no estaría nada contenta con la idea. "Al diablo" pensaba él. "Siempre he sido el niño perfecto para mi madre. Quiero esto para mí. Quiero a Bruno para mí". Y así fue como un día se lanzó directamente a seducirlo, y le había ido bastante bien. Con el tiempo los sentimientos que tenía hacia Bruno crecieron, hasta le escribió poemas. Y Bruno fue el amante más tierno y delicado que pudo esperar. La primera persona que de verdad lo veía tal cual era, además del hijo perfecto y guapo de la Señora Guzmán. Bruno de verdad lo escuchaba y quería saber quién era Mariano Guzmán de verdad.

Y un día ... desapareció. Todo se había acabado de la noche a la mañana. Mariano había escalado por el exterior de la parte trasera de la Casa Madrigal para ver a Bruno, y después de un algunas horas de estar abrazados acostados en la cama de Bruno, de leer un poco de poesía y de una silenciosa pero tierna sesión de besos, Mariano y Bruno se despidieron. Ya era de noche. Mariano le dijo a Bruno que lo vería mañana, a lo que Bruno se limitó a besarlo en los labios, darle una mirada triste y un abrazo muy largo y cercano. Mariano pensó que tal vez tanta poesía lo había puesto melancólico. Hasta pensó si ya faltaba poco para que Bruno se animara a hacer el amor con él, pues Bruno siempre había sido penoso respecto al tema. Pero a la mañana siguiente se despertó con la noticia de que Bruno Madrigal había desaparecido. Mariano quería detestarlo por haberse ido así, pero no pudo. Solo, trató de tragarse la tristeza, pues no podía permitirse que nadie supiera que la partida de Bruno Madrigal lo afectaba hasta las entrañas. Lo ayudó su alma de poeta. "Con el tiempo volverá. O con el tiempo lo olvidaré"

Nunca pudo. Regresó a su papel del hijo perfecto. Bruno se volvió un recuerdo. Y cuando llegó el momento, su madre le comunicó que se casaría con Isabela Madrigal. Estaba bien. Ya era hora de seguir la vida. E Isabela de verdad tenía una belleza hipnótica.

Tan relativa es el tiempo que bastan cinco minutos para imaginarte toda una vida. Mariano ya se había imaginado casado con Isabela Madrigal y ahora estaba ebrio siendo ayudado para caminar por Bruno. Y todas las emociones y sentimientos le volvieron al pecho.

Camilo se sentía abrumado. Tenía al hombre que le gustaba demasiado cariñoso y ebrio encima de él y además este hombre creía que él era su exnovio que además era el hombre con el que los últimos días había tenido fantasías sexuales sobre él y sobre el otro y sobre los dos a la vez. "Mierda, esto es complicado".

Café con aroma a Madrigal - Brumilo - ResubidoWhere stories live. Discover now