Harry muere en un accidente de pociones tras toda una vida de investigación experimental y, para su sorpresa y disgusto, se despierta encerrado en un armario del número 4 de Privet Drive. Esta es la historia de lo que ocurre después de ese desafortu...
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NOTA DE AUTOR: Esta es mi versión de la historia de Harry, y será un poco oscura. Por supuesto, Harry habría sufrido un trastorno de estrés postraumático muy grave después de todo lo que pasó, y eso puede manifestarse de muchas maneras, pero una de ellas es el aislamiento del contacto humano y las relaciones. De ahí es de donde viene aquí. Incapaz y reacio a formar vínculos con otros seres humanos. Esto puede, por supuesto, cambiar con el tiempo. Veremos lo que quiere hacer cuando tenga que... empezar de nuevo [risita malvada].
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Una serie de pequeñas explosiones sacudieron el aire y una cabeza salpicada de pelo alborotado se agitó con irritación. "Eso no debería haber ocurrido, ninguno de esos ingredientes debería haber reaccionado. ¿El caldero? No, no, el caldero es una base neutra. ¿Y el agua? El agua se purificó antes de meterla en la poción, no, no, el agua no. Espera. ¿Oxígeno en el aire? Tal vez, tal vez". Harry Potter apareció a la vista y miró un caldero de piedra con extremo prejuicio.
Harry, que aparentaba unos sesenta años, pero en realidad estaba a punto de cumplir los ochenta y cinco, había tomado un camino en la vida que nadie le habría predicho en su juventud.
Renunciando a las relaciones humanas tras dos décadas de intentos, roto por las experiencias vividas de niño y poco dispuesto, por no decir incapaz, de confiar, se retiró del mundo por completo a los 37 años y dedicó su vida a las pociones experimentales.
Mezclando el noble arte con la química, la biología y la física muggles, y con la ayuda de un girador de tiempo ilegal adquirido a un gran coste, había pasado décadas desconocidas creando soluciones a problemas que le atormentaban, y como resultó, también a otros. Había creado una poción para reparar la visión que podía devolver la vista a los ciegos. Había creado una poción que podía reparar los daños causados por hechizos en el cuerpo y, como efecto secundario, restablecer los telómeros de cada célula a su longitud original.
Había creado pociones que ya no recordaba (aunque, por supuesto, si lo deseaba, podía hacerlo. Había pasado años subjetivos dominando la práctica del loci, creando un palacio de la memoria para no separarse nunca más de sus conocimientos). Pero a pesar de su oscuro pasado, Harry no era un pensador retrospectivo. Avanzaba constantemente, pensando hacia delante, como un tiburón que nada para empujar el agua a través de sus branquias. No había dejado de pensar desde no sabía cuándo.
Viviendo en una propiedad aislada de los Black, un castillo escocés que la familia había ganado a través de la conquista y posteriormente abandonado, estaba completamente satisfecho de sí mismo y podría haber continuado felizmente hasta su muerte natural. Pero, por desgracia, no fue así.
La poción en la que trabajaba estaba destinada a las escobas, una solución fortalecedora que afectaría a los enlaces físicos de la madera a nivel atómico. Ninguna fuerza bruta las rompería, aunque no afectaría a los encantos que las hacían funcionar.
Era el proyecto más ambicioso que había intentado hasta entonces, ya que la manipulación de la materia a nivel atómico era diabólicamente difícil, por no decir peligrosa. Pero después de lo que parecía un siglo de experimentación, Harry confiaba en sus protecciones.
Desterrando la pocion defectuosa con un gesto de la mano, comenzo a anadir de nuevo los ingredientes, erigio una barrera y extrajo el aire con un pensamiento, sustituyendolo por nitrogeno para mantener la presion.
Levitando un último ingrediente, un pelo de cola de Thestral, lo bajó suavemente a través de la barrera y lo vio tocar la superficie de la poción. Se produjo una explosión mucho mayor, que hizo un hoyuelo en la superficie del protector y agrietó el caldero, antes de expandirse hacia el exterior con una fuerza violenta. Como a camara lenta, los ojos de Harry se abrieron de par en par y solo tuvo tiempo de murmurar: "Oh, mierda", antes de ver el blanco.
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