Harry muere en un accidente de pociones tras toda una vida de investigación experimental y, para su sorpresa y disgusto, se despierta encerrado en un armario del número 4 de Privet Drive. Esta es la historia de lo que ocurre después de ese desafortu...
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"Sabes que le gustas al Sr. Snape".
Harry se dio la vuelta para mirar fijamente al elfo, que se había deslizado silenciosamente detrás de él mientras leía el Daily Prophet en la mesa del salón mientras tomaba un ligero desayuno a base de fruta cortada y bollos.
"¡Kreacher! Te voy a poner un cascabel si sigues haciendo eso".
El elfo lo miró fijamente mientras volvía al periódico. "Haciendo qué, Maestro".
Harry fulminó con la mirada la foto de Cornelius Fudge, recién elegido y saludando con una sonrisa radiante. "Sabes muy bien qué. Andar a escondidas. Sorprendiéndome. No me gustan las sorpresas, Kreacher. Son peligrosas".
"Lo que es peligroso es que el aprendiz del Maestro se encapriche de él. Complicaciones, complicaciones. El amo no puede reconstruir la familia Black con el señor Snape".
Suspirando exasperado, Harry dobló el papel con un chasquido y se volvió para mirar de nuevo al elfo, que ahora veía que lucía una expresión aún más contrariada que de costumbre. "Kreacher. No tengo intención de cortejar a Severus, ni de hacer nada con él en un sentido romántico. Y sabes tan bien como yo que los hombres pueden tener hijos juntos. Pociones puede lograr eso y más, Kreacher".
El elfo dio un pisotón y Harry se incorporó. Algo andaba mal y tenía que llegar al fondo del asunto, antes de que su mañana se arruinara por completo.
"¡El amo no está escuchando! El señor Snape no es un buen partido para el amo. ¡Y aún así el amo le permite suspirar y suspirar! ¡Comportamiento indecoroso e impropio del Señor de la Casa Black!"
Harry respiró hondo. "Kreacher. ¿Quieres escucharme?" El elfo parecía enfadado, pero asintió. "Severus no me interesa, Kreacher, ni como pareja ni como relación romántica. Somos socios. Nada más". Harry se pellizcó el puente de la nariz. "Claro que lo he notado, Kreacher. No es tan sutil como él cree. Pero con el tiempo, aprenderá que nos conviene ser socios de otro tipo".
Severus, considerado desapasionadamente, era un hombre atractivo, pero Harry conocía bien su cuerpo. Si se sintiera inclinado a satisfacer los deseos de la carne, éstos lo llevarían a algún lugar donde hubiera una rubia etérea de manos largas, cintura delgada y boca agria, y no, enfáticamente, a un maestro de pociones adusto y de rasgos fuertes que resultaba ser también su socio.
El elfo resopló. "El amo tiene una opinión demasiado baja de sí mismo y demasiado alta del señor Snape. El amo debe poner límites. Las relaciones comerciales fluidas se basan en límites firmes. El difunto amo Black siempre lo tuvo claro. Ambas partes, en la misma página".
Harry se echó a reír. Estaba claro que Kreacher había estado trabajando en esto durante las últimas semanas, ya que Severus había pasado cada vez más tiempo en el castillo Clothilde, en el laboratorio de investigación. Y tenía razón. Harry tenía que ser claro con aquel hombre. Era un flaco favor para ambos hacer menos.
