Harry muere en un accidente de pociones tras toda una vida de investigación experimental y, para su sorpresa y disgusto, se despierta encerrado en un armario del número 4 de Privet Drive. Esta es la historia de lo que ocurre después de ese desafortu...
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"¿Cómo está?"
Habían pasado dos semanas desde que Sirius había sido liberado sin ceremonias por un Ministerio arrepentido. Sirius había permanecido en San Mungo y su tratamiento se había estancado. Harry no esperaba otra cosa.
"Mejorará con el tiempo. Y la poción en la que trabajamos Severus y yo hará una gran diferencia".
Narcissa sacudió la cabeza, con el pelo alborotado. "¿Pero cuándo estará terminada? Sabía que llevaría tiempo, pero no tanto".
Harry la miró más de cerca, observando las tensas líneas de su rostro. "Siete años de dementores es mucho daño para deshacer. Dos semanas no son nada comparado con eso. Dime qué es lo que te preocupa de verdad. No es Sirius y el ritmo de su recuperación".
Extendió la mano y levantó una taza, [se preguntó por qué estas discusiones siempre ocurrían tomando té. Tal vez fuera la reticencia de los magos a enfrentarse a los problemas de frente: necesitaban algo más en lo que ocupar su mirada para poder acercarse al tema, abordarlo de forma oblicua. Cualquier cosa con tal de no mirar a la Gorgona a la cara]. Harry bebió un largo sorbo mientras ella componía sus pensamientos.
"Lucius está tramando un golpe de estado", dijo de repente, y Harry se sobresaltó, maldiciendo mientras el té caía por la parte delantera de su túnica negra como la tinta.
"¿Qué está tramando?" preguntó Harry, irritado, agitando una mano. El te se seco, pero el aroma permanecio. Un elegante recordatorio de que, aunque perdonara, el universo nunca le permitiria olvidar.
"Un golpe de estado, mi Lord. Ve que Fudge es débil, y la Luz está desorganizada, sin su enemigo común. Viejas líneas de falla están reapareciendo entre algunas de las familias líderes. Los Longbottoms no son los únicos que perdieron a su nueva generación, y los nietos aún no tienen edad para tomar las riendas. Lucius cree que puede derrocar a Fudge e instalarse en el asiento del Ministro".
Harry frunció el ceño y luego se encogió de hombros. "¿Para qué molestarse? Seguro que Fudge no va a volver a presentarse a ministro. Lucius puede ganarlo por las buenas".
Narcissa suspiró. "Está demasiado acostumbrado a operar en la sombra, creo, para contemplar una contienda abierta. Sobre todo una en la que podría perder. Sabe que no es popular fuera de los pasillos del poder".
"¿En qué fase está su planificación? ¿Ha empezado a discutirlo abiertamente con sus aliados? ¿Qué tan cerca está de completar su complot?"
"No lo creo. Ha empezado a hacer insinuaciones discretas, pero ha tenido cuidado de no comprometerse. Pero me temo que ese punto se acerca rápidamente. Por eso quería traérselo, mi Señor. Una vez que comience a moverse, será difícil detenerlo".
"¿Cómo es que llegaste a saber todo esto?"
Narcissa sonrió irónicamente. "Soy su esposa. Me lo dijo en la cama. Espera que lo apoye, o al menos que me haga a un lado. ¿Debo hacerlo?"
