16. La mañana de Navidad

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Tras varios besos llenos de pasión Amelia movió a Luisita hasta tumbarla en el sofá y ponerse encima de ella. Luisita agarraba la cintura de Amelia mientras la morena empezó a besar su cuello lentamente, la rubia soltó un suspiro que calentaba más a Amelia, pasó unos minutos entre su cuello y su escote deleitándose con los suspiros de Luisita. Dejó su cuello para dejar un nuevo mordisco en el lóbulo de su oreja como ya había hecho en el bar.

Luisita mordió su labio inferior y dejó escapar un gemido ronco que Amelia interpretó como una invitación, metió su pierna entre las de la rubia, Luisita se ruborizó ante el contacto sintiendo que su corazón se iba a salir del pecho y su excitación aumentaba cada vez más. Tras dejar salir un segundo gemido más fuerte que el anterior al sentir el movimiento de Amelia, Luisita se levantó del sofá rápidamente.

- Lo siento Amelia. - Luisita sintió como una lágrima recorría su cara en ese momento, tenía una mezcla de emociones dentro de ella, por un lado pensaba que se estaba sintiendo muy cómoda con Amelia, y por otro sintió que pese al calor que sentía aquello iba muy rápido para ella, toda una inexperta.
- No Luisita - Se levantaba del sofá y la abrazaba.- Lo siento yo, perdóname, no quería presionarte a nada. - La cara de Amelia reflejaba por un lado ese sentir y por otro pasión, se podía apreciar sin fijarse mucho que la morena estaba realmente caliente.

- No lo has hecho, es solo que yo... No sé si... Yo... Yo no sé ni que tengo que hacer, ni cómo hacerlo, ni... Yo nunca... - Luisita estaba temblando, Amelia se levantó y la abrazó.

- Estoy segura de que cuando llegue el momento será perfecto, perdona si te has sentido presionada.

- Para nada, es solo que yo...

Luisita se ponía cada vez más nerviosa y, tras ver la seguridad en Amelia, cada vez más cachonda, se veía tan sexy en aquel momento, dio un paso al lado para mirarla frente a frente y se chocó contra el pico de la mesa que había delante del sofá. Sonó como si se hubiera roto algo.

- ¿Estás bien? - Amelia la abrazó y dejó un beso en su frente.

- Más o menos, es que si no tengo algún accidente no soy yo. - Al ver como Luisita se reía la expresión de Amelia se relajó. - Quería hablar contigo, me encantó tu carta Amelia, la verdad es que no me di ni cuenta de que estaba ahí hasta ayer, soy así de torpe. - La actriz agarraba su mano y la sentó en el sofá de nuevo mirando su rodilla por el anterior golpe y viendo que no tenía nada más que una pequeña marca.

- Por eso no me habías dicho nada... Ahora lo entiendo todo. Me alegro de que te gustara.

- ¿Cómo no iba a hacerlo?

- Pero espera ayer... Te fuiste a desayunar con Ana.

- ¿Y tú cómo sabes eso? La verdad es que al final no fuimos.

- Ana es mi amiga, me cuenta las cosas... Sabía que ibais a desayunar, pero viendo como me besaste por la noche supongo que no fue bien, no tuve tiempo de preguntarla porque claro con el lío este de que era nochebuena y las reuniones y luego estuvimos tu y yo bailando y ella se lío con la chica que viste y... - Amelia se veía nerviosa de nuevo.

- Íbamos a ir a desayunar y hablé con ella porque no era el lugar donde quería estar y las dos lo sabíamos. Lo cierto es que vine a buscarte, estuve más de media hora dando vueltas entre la puerta de tu portal y la de tu casa, pero no estabas... A mi me gustas tu Amelia...

Luisita cogió la cara de Amelia con ambas manos y la besó despacio, sabía ligeramente a mezcla de tabaco y alcohol, pero no era un sabor que la disgustara. Empezaron a besarse lentamente hasta que Luisita se separó de sus labios para abrazarla.

El ApagónWhere stories live. Discover now