Cuento 4 - 4

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Noche multicolor 4

Desde la parte trasera de un auto un hombre de cabellera castaña observaba a un joven que estaba seguro era Natalia, la reconoció la primera vez que la vio por aquellos ojos que eran iguales a los de su madre, además que ya no era el único que sabía de su existencia sabía que las cosas se complicarían, el solo estaba encargado de observar por ahora como un espectador hasta que sea el momento ideal de actuar.

Hasta este momento no entendía como el padre de Natalia pudo confiar en esas víboras que se decían confiables, bueno muchas veces el ser humano no tiene esa intuición de desconfianza y bueno por ahora no podía mover algun dedo pues tenía que ver como se daban los acontecimientos pero lo que pudo darse cuenta es que el mundo es pequeño demasiado pequeño y como el destino pudo ponerse de acuerdo para juntar a dos personas con un pasado complicado ya entrelazado, muchas veces la vida no tiene explicaciones.

Aquella tarde tuvo que salir fuera de la ciudad por una llamada urgente sobre lo que estaba averiguando y les pidió a sus hombres de seguridad que vigilaran muy de cerca a sus dos sombras por si algo sucedía.

Como si muchos prescribieran el futuro, todos se mantenían precavidos y alertas a su alrededor temiendo que sus pensamientos se vuelvan realidad.

A su regreso se enteró sobre el intento de atropello, ahora si tenía que mantenerse alerta ya los conocía, ellos habían dado el primer paso de ataque y si querían deshacerse de las evidencias, lo harían pronto.

Sus hombres se encontraban más atentos que nunca he informados sobre el movimiento enemigo, pero entendía que, aunque no lo quisieran había la posibilidad de un daño colateral por suerte, ellos aun no estaban enterados que el ahora conocido de Natalia guardaba un excelente secreto y ventaja en todo este embrollo.

El hombre de cabellera castaña tenía todo preparado en caso sucediera algo grave, incluido su jet privado, aunque también necesitaba ocuparse de sus negocios, los cuales también le causaban un terrible dolor de cabeza.

Su asistente ingreso a su oficina sin tocar, algo que lo molestaba de sobre manera, pero conocía los motivos que resultaban comúnmente en un asunto urgente.

- Señor tenemos un inconveniente, creo que es grave

- Coméntame

- Se acuerda que me mando a investigar sobre el tema que le preocupaba y no menciono por seguridad

- Si lo sé, Lucia, solo dime que encontraste, para saber si nos sirve o no

- Desea la versión larga o la resumida

- ¡Lucia!

- Disculpe es que estoy nerviosa y asombrada al mismo tiempo, ok. Resulta que la mujer que me mando a investigar no es hija de su padre, explicándome mejor solo es hija de la señora Retiz, pero mientras más indagaba supe quién es el verdadero padre, aunque a la vez también se un poco en el problema el cual se inmiscuyo la familia y por qué termino en ese accidente, siento que puedo escribir un libro con todo ello.

- Lucia, tomo algo de agua, necesito que me muestres todo lo que encontraste ahora mismo, y luego eliminar la información no sabemos si nos jugara a nuestro favor, pero de algo nos puede servir y otra cosa, no le comentes a nadie, jamás se debe confiar en las personas al cien por ciento.

- Usted confía en mi señor

- Confió en ti, demasiado como para pedirte estas cosas privadas.

- Eso es bueno, entonces me subiera el sueldo

- No abuses Lucia

- Lo tenía que intentar

Lucia sentía que era un cofre de pandora que si insertabas la llave correcta saldrían todos los secretos que guardaba, hasta los más profundos, jamás se vio siendo ejecutiva o con una carrera tan agobiantes con bolsas debajo de los ojos por ello decidió ser secretaria, pensaba que se encargaría de las labores comunes como documentos, entrevistas y lo típico, no ser casi empleada del FBI, que cosas no.

Un café la ayudaba a olvidar en cierta manera toda la información retenida, luego de contarle todo a su jefe hizo lo que le pidió y elimino toda la información recabada, ahora solo le quedaba obtener datos sobre el hombre misterioso y saber más de él, solo esperaba que sea guapo pues cada vez que su jefe le mandaba a investigar sobre un tipo o eran feos, calvos o panzones.

Recolectar información no era trabajo imposible para Lucia, el problema recaía en lo que se enteraba, aunque esta vez, la información parecía sacada de un libro con diversas temáticas como la sorpresa, envidia y demás.

Su jefe todos los días la presionaba por respuestas sobre el misterioso hombre que aún no encontraba su paradero, a Lucia le crecía la duda si aquel hombre aún estaba vivo o si por algun motivo ya no vivía en el país, capaz fue una idea, pero le serviría de cierta manera ya que no encontraba nada de información sobre el tipo.

Había decidido tomar la iniciativa de investigar más allá sin permiso de su jefe, pues le gustaba tener soluciones y no solucionarlos, aunque a Lucia le costara lo haría, luego de usar algunas conexiones pudo encontrar al susodicho y bien podría decir que le costó horas de sueños, estrés, esperaba que su jefe estuviera contento con su efectividad laboral además de la información que obtuvo.

Cerca del cierre de las oficinas una entusiasta Lucia dejo sobre el escritorio de su jefe un folder con documentos muy importantes, su jefe levanto su mirada notando un sonrisa tipo wason en el rostro de su asistente y supo en ese momento que ya tenía la información que deseaba aunque había tardado algo, al abrir el folder y leer cada documento, Lucia noto como las manos de su jefe se enredaron en aquellos cabellos castaños que daba el signo de frustración lo cual no era bueno pero no entendía el porqué de ello.

El hombre de cabellos castaños observo a su secretaria millones de veces antes de regresar su mirada a los documentos en sus manos.

- Estas totalmente segura de esto.

- Si, señor, la información es verídica

- Espero que la fuente sea confiable a la vez del nombre que leo aquí

- Claro que si jefe, sabe que jamás me equivoco

- Me preocupa el nombre que aparece aquí

Lucia no comprendía porque la angustia por aquel hombre, pero lo pudo entender unos días después cuando le indicaron que un hombre estaba en dirección a su piso acompañado por cinco guardaespaldas, esto le sorprendió mucho y le aviso a su jefe que también estaba entre preocupado y feliz que el hombre apareciera frente a él, aunque si estaba allí era por saber que lo habían investigado.

Al abrirse las puertas del ascensor un hombre de traje azul con porte de galán, cabellos rubios y rostro serio camino por el pasillo hasta acercarse al puesto de Lucia la secretaria consultando por su jefe quien le permitió el ingreso, pero sus guardias se quedaron fuera haciéndole compañía.

Nadie que se encontraba fuera de la oficina podía conocer que sucesos se llevaban a cabo detrás de esas puertas de caoba, pero lo que estaba segura Lucia era que las cosas eran tensas y aunque no podía encender el intercomunicador para escuchar la conversación ya que tenía vigilancia gratis.

UNA HISTORIA ENTRE NOS ©Where stories live. Discover now