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Dentro de la oficina las risas no se detenían, Dazai se encontraba feliz, y un tanto exaltado, pues había presenciado la pelea entre los hermanos.

Así que, el hermano mayor no perdía sus costumbres.

Había sido muchísimo más fácil provocarlo de lo que esperaba.

¿Quién diría que lo haría enojar solo diciéndole donde era que Chuuya trabajaba? Había descubierto muchas cosas que hubieran hecho que el hermano mayor explotara, pero le basto con lo más sencillo.

Habían pasado unos buenos días de paz, claro, le gustó la fiesta de cumpleaños y los días siguientes que, cuando podía librarse del asunto del soplón en la mafia, iba a cenar junto a ellos, podía ver a Chuuya feliz.

Pero sabía que esa felicidad era tan fugaz como falsa.

Lo acababa de comprobar.

La felicidad duro tan poco por qué Paul quería seguir controlando la vida de Chuuya. No podía permitir que eso siguiera sucediendo, no.

—El hermano de Chuuya acaba de dejar hace poco el departamento.

—¿Y que es lo que quieres que haga?

Soportaba la insolencia de ese rubio solo por qué le era necesario, igualmente, tampoco le era tan relevante como para hacerlo molestar de verdad.

—Quiero que salgas de tu departamento, lo sigas, y lo mates haciendo que parezca un robo. No puedes negarte, sabes que pasará si lo haces.

Lo haré. Pero quiero más dinero. Te dije que te costaría más.

¿Crees que el dinero es problema? Solo quiero que vayas y lo mates.

—Bien, ¿Quieres que te llame cuando haya terminado?

No, solo házlo y vete lejos por un par de horas.

El rubio cortó la llamada, Dazai sabía que Chuuya al fin se libraría de su hermano, era un motivo de celebración, pero no podía llamarle y decirle “¡Hey Chuuya, mandé a asesinar a tu hermano, vamos a celebrarlo!” además tenía que hacerse cargo aún del tema del traidor. Así que mandó a llamar a su subordinado que estaba a cargo de la investigación.

—Así que... ¿Lograste encontrarlo? ¿O puedo asumir que nos delataste?

—No jefe, he encontrado al hombre que nos ha estado vendiendo.

—Muy buen trabajo, ¿Puedes decirme quién era?

—El encargado de la división de armas, sé que no tiene sentido pero si me deja explicárselo...

—Te creo.

—¿Eh?...

—Te dije que te creo. Voy a encargarme de él, y seguido tú serás él nuevo encargado de la división. Si vuelven a incautar un cargamento voy a asesinarte a ti.

Sabía que en cuanto su abuelo murió debía cambiar a todos los encargados de las divisiones, esperaba una traición del encargado del hombre que ayudaba a traer inmigrantes a través de la frontera marítima, en realidad, esperaba una traición de todos, así que sorprendido no estaba. No le molestaba deshacerse de alguien que le estorbaba y le estaba costando dinero.

—¿Dices llamarte Ace? Lamento no presentarme ante los encargados de las divisiones antes, ah, sabes que mi abuelo si lo había hecho... De hecho, si no me equivoco, ¿Él fue tu reclutador?

—Así es... —sabia que su invitado se encontraba mareado, podia ver por la expresión en su rostro que comenzaba a perder la noción de dónde se encontraba. Había drogado la bebida que le ofreció, para que no le mintiera.

—Entonces, ¿Eres tú quien ha estado delatando las entregas de armas?

—Si...

—¿Y por qué?

—Cuando el señor Dazai estaba enfermo... Me dijo que su doctor lo iba a sustituir hasta que se mejorará... Yo sabía desde ahí que las cosas iban mal, ese maldito doctor nunca supo cómo manejar la mafia portuaria... Ni siquiera el hijo del señor Dazai era apto para el puesto, ese imbécil se dejó embaucar por una prostituta y se largaron a morir juntos en cuanto nació su hijo... Huh, no entiendo cómo el señor Dazai esperaba tanto del doctor y del bastardo de esa zorra.

Mori Ougai fue el hombre que lo antecedió debido a que su abuelo enfermo cuando él era muy joven y su abuelo aún no lo quería en el puesto de jefe debido a su juventud, sin embargo el doctor hizo un excelente trabajo en su tiempo manejando la mafia, era algo que no podía negar. Además, había aprendido algo nuevo sobre sus padres, la plática se estaba tomando interesante.

—No entiendo que tiene que ver el señor Mori con nuestra plática.

—... Cuando el señor Dazai murió... Debieron darme el puesto de jefe a mí. Yo fui su subordinados más fiel, estuve detrás del maldito viejo la mayor parte de mi vida, y me lo agradeció ignorandome, dándole mi puesto a un mocoso incompetente... Están arruinando este lugar...

—Entonces, vendes nuestra información por qué crees que mi abuelo debió darte el puesto de jefe, ¿Cuánto tiempo llevas haciéndolo?

—Unos cinco o cuatro meses... Pero apenas hace poco empecé a tener éxito...

—¿Tienes algún cómplice?

—Un chico, él recibe la información de forma anónima y entonces denuncia.

—¿Cuál es su nombre?

—Nakajima Atsushi...

Era el amigo de Chuuya. ¿Matar a su mejor amigo y a su hermano en la misma semana? Ni él podría atreverse a tanto.

—¿Que sabe él?

—Nada relevante, solo iba a denunciar algunas posiciones por qué se lo pedí mediante un intermediario, le pagaba por ello.

Bien, entonces no tenía que matar a Atsushi. Bastaba con hacerlo sacar la nariz de sus asuntos.

—Bien, diría que fue un placer conocerte Ace, pero estaría mintiendo.

El castaño desenfundo el arma que llevaba guardada luego se levantarse de su asiento, su invitado aún lucía despistado, con suerte no se daría cuenta de que estaba a punto de morir.

Era una lástima, iba a ensuciar su alfombra favorita.

Aunque sabía que podrían limpiarla después.

Disparó, esparciendo los sesos del rubio por toda la oficina, una mezcla entre el asco y la felicidad se asentó en él, era asqueroso todo el desastre que se había hecho en su oficina, pero ahora tenía más tiempo para pasar con Chuuya.

—¿Señorita Ozaki? Descubrí quién era el traidor, me deshice de él, ¿Sería tan amable de enviar a sus muchachos para limpiar? Se lo agradezco.

AN UNHEALTHY OBSESSION -𝙎𝙤𝙪𝙠𝙤𝙠𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora