El caos del pasado (PT.3)

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Aunque su ira parecía crecer con cada respiración, finalmente reconoció la presencia del enano, justo a su lado a pesar del peligro, pensando que podría ser un indicio de que en realidad no había nada que temer, al menos no para él, finalmente encogió su tridente y le permitió caminar delante de ella. Agresivamente, respiró hondo, tratando de tragarse la ira e incapaz de apartar la mirada, podía sentir la del enano, suplicante y preocupada. Cerró los ojos con fuerza, suspiró e hizo una pequeña reverencia antes de alejarse, quedando a unos pasos detrás de Sindri.

"Um... Sí..." él se aclaró la garganta, mientras trataba de 'relajar la atmósfera'. "Lo siento, ha estado... un poco tensa últimamente". Forzó una risa.

"Entonces... ¿Ella es tu amiga?" preguntó el chico, casi incrédulo pero curioso, bajando su arco.

"Sí" le dio una media sonrisa después de mirarla, trató de ocultarlo soltando un resoplido. "Nos conocemos desde hace mucho tiempo", se encogió de hombros, restándole importancia.

"¿Cómo es que ella no es amigable? Se sentía como si estuviera lista para matarnos..."

"¡¿Matarlos?!" Jadeó y comenzó a sacudir la cabeza. "Oh, no. No no no no. Ella nunca podría, ella solo es..." él la miró, su espalda contra ellos, aún prestando atención a su conversación. "Sobreprotectora..." Suspiró, casi dudando de sus propias palabras. "Ella suele ser..." susurró "ella es bastante... dulce en realidad" se aclaró la garganta. "Te agradaría bastante", dijo con sinceridad, cambiando su mirada entre los dos. "Ahora, sobre ese diente-"

"¿Puedo hablar con ella entonces?" preguntó el niño, mirando al enano, luego al hombre.

"No", respondió sin dudarlo, la mujer giró levemente, suficiente para ver al trío.

"Pero Sindri dijo-" frunció el ceño, haciendo que el chico se callara al segundo. Aunque su sangre todavía estaba hirviendo, esa reacción hizo que le doliera el corazón. Consciente de que el niño no era responsable, probablemente ni siquiera conocía los pecados del hombre, vaciló.

"Han salvado a Sindri", dijo, tensa y tratando de ocultar la ira en su voz. "Por eso, estoy agradecida. No les haré daño", tragó saliva antes de darse la vuelta y mirarlo de frente una vez más, "siempre y cuando no me lo hagan a mí". Con una pequeña reverencia y un sutil tono amenazante en su voz, suspiró.

"¡No lo haremos!" respondió el niño, mirando a su compañero. "¿Cierto?" él gruñó, enojado, antes de dirigirse hacia el hocico del dragón. "Él no habla mucho" la miró con una media sonrisa.

"Mira por donde tomas... Oh... No importa" dijo el enano, mientras el guerrero le cortaba un diente a la bestia. Con ellos enfocándose en eso, el niño se paró frente a la mujer, sorprendiéndola.

"¡Hola!" Él la saludó, aún con una expresión tensa, ella simplemente levantó una ceja hacia él. "Entonces... ¿De dónde sacaste ese tridente?" ella no respondió, solo lo vio por el rabillo del ojo. "Sindri dijo que eres amiga de él, nosotros también lo somos, ¿sabes?" lentamente se volvió hacia él. "Bueno, o al menos me gusta pensar eso". Él se encogió de hombros, haciendo que su rostro se suavizara durante unos segundos.

"Tú..." se encogió, arrepintiéndose de haber dicho una palabra, luego suspiró. "Probablemente lo son". Su mirada volvió a su tridente. "O al menos le importan lo suficiente como para enfrentar a una loca con un tridente mágico" aunque esa frase salió con amargura, hizo que el chico se riera, desconcertada por la reacción, ella lo miró.

"Mi nombre es-"

"Atreus" lo llamó el guerrero. Esa voz la volvió a poner tensa, el niño corrió a su llamado, haciéndola darse la vuelta para encararlos. "Tu arco". Se arrodilló y comenzó a pasar el diente por la cuerda del arco del niño.

"Dos pases deberían hacerlo", dijo el enano, con todo su cuerpo comenzando a doler por la ira reprimida y el odio de ella, suspiró. "¡Ah-ah! Suave, ahora"

Después de repetir la acción, el arma comenzó a brillar y le dio a la mujer el momento final de la claridad. El niño, Atreus, tenía razón. Sindri los estaba ayudando, ofreciéndoles sus servicios, parecía preocuparse por ellos. Sintiendo un nudo en la garganta, se alejó y se escondió en la parte trasera de la tienda, solo escuchó caer algunas rocas cuando el niño disparó una flecha de choque a la entrada del túnel cercano. Tan pronto como la pareja se fue, Sindri se acercó a la mujer con una mezcla de preocupación, miedo y ansiedad.

"¿Qué fue eso?" preguntó.

"¿Los conoces?" ella gruñó.

"Sí, desde hace un tiempo. ¿Tú?" Sin querer dar más detalles, hizo todo lo posible para que la conversación se centrara en ella, recibiendo como respuesta solo una arruga en la nariz, insistió. "¿Qué fue esa pequeña escena que acabas de hacer? ¿Vas a explicar lo que te ha pasado últimamente?" Ella cerró los ojos con fuerza y miró hacia otro lado, los recuerdos ahora no solo completos sino presentes constantemente en su mente. "Dime, ¿desde el pequeño 'incidente de Foothills'?" Ella suspiró profundamente, dejando escapar un pequeño gruñido, finalmente dolida, él frunció el ceño. "¿Por qué estás actuando de esta manera?"

"Yo-" cerró los puños. "Ese hombre..." ella lo miró, con una mezcla entre preocupación e ira. "No confío en él"

"Está bien, entiendo que puede ser intimidante y aterrador, pero-"

"NO", dijo con despecho antes de encogerse de pesar. "¿Hay alguna manera de que te mantengas alejado de él?"

"Oh" sintiendo ira, casi un tono autoritario en su voz, se cruzó de brazos, ofendido. "¿Es así? ¿Estás dudando?" Ella frunció el ceño, confundida. "¿Crees que no soy capaz de cuidar de mí mismo? ¿Solo porque es alto, fuerte y tiene un arma? ¿Así como un hijo que podría disparar una flecha entre mis ojos?"

"No" Dijo ella, más fría de lo esperado, arrugó la nariz en cuanto su expresión cambió. "Quiero decir: si. ¡No! Yo-" gruñó, finalmente poniéndose de pie y respirando profundamente para calmarse. "Yo sólo-" su voz comenzó a sonar diferente, llenándose lentamente de tristeza y dolor. "No es el momento..." No satisfecho, resopló aún más ofendido que antes, listo para irse. "Mi hogar" él se detuvo "quedó destrozado, destruido y completamente inhabitable" ella lo enfrentó "por un solo hombre" de repente, el miedo golpeó su rostro. "Cuando vi a un extraño-" casi suplicante, dolida, clavó sus ojos en los de él. "Mató a un MALDITO dragón, ¿qué le impide matarte a TI?" Aunque esa pregunta se quedó en su cabeza, poniéndolo nervioso de repente, respondió sin dudarlo.

"Él me necesita." Ella gruñó, apartando la mirada. "¡ME SALVARON! Y, hasta ahora, nunca dieron ni una mínima señal de lastimarme de ninguna manera, incluso me han ayudado". Ella se dio la vuelta. "Puedo cuidar de mí mismo, no tienes que confiar en ellos, solo confía en mí" Ella tragó saliva, con una mano en su pecho, asintió.

"Siempre lo hago..." susurró mientras el enano se alejaba, volviendo al trabajo.

EN PAUSA El juramento del mar || OC de God of WarWhere stories live. Discover now