EN PAUSA El juramento del mar || OC de God of War

Familia (PT.3)

"Has estado..." Insistió él, ella suspiró.

"Lo sé, no sé lo que está pasando... Mi cabeza, la forma en que hablo..." gruñó. "Sigo cambiando y no sé por qué, todo parecía tan claro y ahora..."

"Yo..." Se aclaró la garganta. "Me gusta este cambio" ella frunció el ceño, confundida "te estás-te estás volviendo más... expresiva" sonrió nervioso "eso es bueno" ella resopló.

"Gracias, Sindri..."

"Está bien", la voz de Brok los sobresaltó, "ahora ustedes dos tienen que decir en qué diablos han estado", gruñó, "todos estos cambios y emociones se están volviendo inquietantes".

"Tienes razón... Se siente raro tenerlos de vuelta..." Se recostó en su mesa, sosteniendo una mano contra su pecho.

"¿Qué quieres decir?"

"No me digas que había más en esa maldita maldición", casi nostálgica, hizo una mueca.

"Siempre hay más..." susurró ella. "Apenas recuerdo" miró hacia abajo, evitando sus ojos "pero, cuando podía caminar sobre la tierra, cuando era una de las náyades... yo era diferente..." Se encogió "la forma en que veía el mundo, mis palabras, mi... yo..." recuerdos de ella estudiando en Vanaheim con Sindri e, incluso antes, cuando podía trabajar junto a Brok aparecieron en su mente "esto... Se siente familiar, como esos tiempos pero-" ella sonrió, suspirando ante sus expresiones confundidas. "Como náyade, no había nada más que asombro y amabilidad en mí, esperanza... Mis piernas no fueron las únicas cosas que pude perder con la maldición". Arrugó la nariz divertida por unos segundos y levantó las manos, mostrando sus pulseras. "Ustedes dos son realmente los mejores herreros de todos los Reinos". Con una expresión suave y una sonrisa genuina, los dos enanos se congelaron y comenzaron a fruncir el ceño, conmovidos por sus palabras. "Tal vez... En todas las tierras." La boca de Sindri tembló ligeramente, con los ojos amenazando con lagrimear, apartó la mirada. Tratando de contenerse, para evitar hacer lo mismo, Brok gruñó.

"Bien bien. ¿Qué parte de un maldito descanso no entienden ustedes? Se dio la vuelta, lanzando sus manos al aire. "Si vas a quedarte con esta tontería cursi, me voy..." La chica se rió entre dientes, pasó junto a él y le dejó un 'caramelo' en la mano.

"Terminé..." Ella sonrió, mirándolo. "Lo prometo" se dirigió a su nueva mesa de trabajo. El enano azul, confundido, nervioso y desconcertado por la actitud de la chica, miró a su hermano y enarcó una ceja, desconfiado y casi analizando toda la situación.

Mientras los dos enanos se alejaban para hablar, Zeltzin comenzó a tararear. Tratando de pensar qué cosa la hizo cambiar tanto y de repente, su mente se desvió a esas marcas rojas y la cabeza rapada. A pesar de cuántos años antes pasó con los hermanos y la forma en que se sentía con ellos, no fue capaz de reflexionar y notar nada antes de que apareciera Kratos, la ira y el odio que sintió en el momento en que lo vio por primera vez parecía haber abierto un cofre emocional que creció y fue reventado por Atreus. Encogiéndose pero riéndose al darse cuenta, detuvo su 'proceso de dulces' y miró sus pulseras. Suspirando y cerrando los ojos, hizo todo lo posible por concentrarse en esta nueva oleada de sentimientos, tratando de descifrar si el odio por el espartano realmente se desvaneció así, especialmente después de que él señalara que quería matarlos en su primer encuentro. Sus labios se curvaron hacia adentro, presionados en una línea tensa, antes de llegar a una conclusión o averiguarlo, Brok la devolvió a la realidad.

"Así que..." Él captó su atención. "Ese pequeño cancro de garganta dice que ustedes dos han estado..." Se cruzó de brazos, frunciendo el ceño. "Rompiendo algunas reglas" ella levantó una ceja, él movió la cabeza "Sé que no soy el indicado para hablar, pero es el tipo de regla que se supone que no debes romper"

Suspiró, sabiendo que se refería a ella viajando con su hermano usando el reino entre reinos. Durante sus primeros años con los hermanos Huldra, aunque Sindri le dio todo el conocimiento que podía ofrecer, Brok siempre parecía más reservado y vacilante, especialmente con todo lo relacionado con los enanos. Las peleas y discusiones sobre lo que contenían sus lecciones y cuánto le enseñaba a la chica eran constantes y su insistencia en encontrar un templo para que ella viajara, sin importar cuán lejos pudiera ser, era un fuerte recordatorio sin importar con qué enano viajara. Miró detrás de él, su hermano no estaba por ningún lado.

"¿Él se...?"

"Se fue, sí. Fue a revisar esos sacos de carne, estás evitando el tema, muchacha" ella asintió una vez. "¿Sabes lo que significan esas cosas?" Movió la cabeza, señalando sus brazos.

"Qué manera tan extraña de preguntarme sobre nuestro tiempo en Vanaheim", le dio una media sonrisa antes de sentarse en un balde cercano, haciéndole un gesto para que hiciera lo mismo. Él gruñó y se sentó en un yunque junto a ella. "¿Por dónde empiezo?"

"Bueno," se aclaró la garganta, incómodo, dándose cuenta de lo cerca que estaban en ese momento. "Ya te pregunté, ¿no?"

"Claro, cruzar entre los reinos" suspiró "fue una medida desesperada que tuvo que tomar para salvar nuestras vidas" él levantó una ceja "de un martillo de piedra, cerca de la cabeza de Thamur..."

"Sí claro." Resopló, molesto. "¿Y esperas que crea eso? ¿Esa comadreja chirriante de matorral solo te tomó y te llevó con él?"

"Él te trajo la escoria skap, ¿no?" Entrecerró los ojos. "Ha... cambiado, Brok. Es más atrevido y valiente de lo que crees" gruñó y movió la cabeza hacia adelante, arrugando la nariz. Ella resopló. "Pero probablemente ya lo sepas, ¿no?"

"¡JÁ! Sí, claro..." Apartó la mirada durante unos segundos, sus nervios e incomodidad parecieron aumentar. "¿Qué hay de esos nuevos sellos?"

"Pretenden cubrir los viejos..." Se tocó los tatuajes. "Runas"

"¿Tú los elegiste?" Ella se encogió, insegura.

"¿Sí?" Preguntándose por qué todos preguntaban eso, asintió lentamente. "Sindri los sugirió, así que yo-"

"¿Él lo hizo?" Gruñó, poniéndose de pie. "Ese bastardo lamepies..." murmuró y comenzó a caminar de un lado a otro por unos segundos, antes de enfrentarla. "¿Conoces los significados?" Confundida por su ceño fruncido, levantó una ceja. "¿Eh, el tipo inteligente no te lo dijo?"

"Dijo que representaban el océano, ¿el coraje y la valentía?" Él caminó hacia su mesa de trabajo, buscando rápidamente un papiro y carbón para dibujar las runas de su brazo. "¿Hay algún-?" antes de que pudiera terminar su pregunta, el enano la enfrentó con el papel sobre su cabeza, justo en frente de su cara.

"Estas son runas vinculantes", comenzó a señalar con enojo a cada una de ellas mientras las explicaba. "Significa coraje, esa salud, lago y caballo... Amor", finalizó con cuidado, esperando una reacción o rabieta. Ella tomó el dibujo, recorriendo con los ojos cada trazo dos veces.

"¿Hay..." Ella vaciló "algo... mal con eso?" El enano azul, con los ojos muy abiertos, echó la cabeza hacia atrás con incredulidad, casi ofendido.

"¿Estás...? ¿Estás de acuerdo con los significados?" Preguntó suavemente, casi herido.

"Sí" frunció el ceño durante unos segundos, dándole una media sonrisa rápida "Yo... Todavía creo que son la elección perfecta" él gruñó, asintiendo antes de alejarse. "¿Ocurre algo?" Susurró, preguntándose si dijo algo malo o lastimó al enano de alguna manera.

Aunque el azul entendió sus palabras de una manera completamente diferente, la perfección detrás de los significados que vio la nereida se basó en su interpretación. Para ella, esos eran simplemente los deseos de Sindri para ella, cosas que él quería que ella tuviera en esta tierra nueva y extraña y no había nada de malo en desearle lo mejor a un amigo, o eso pensaba.

"No. Solo tengo que volver al trabajo, ese carnero barbudo y su semilla de saco volverán pronto", frunciendo el ceño ante su reacción, inclinó la cabeza.

"Yo... Pensé que ibas a preguntar más sobre su tiempo separados"

"Está bien, le preguntaré a Sindri más tarde", se encogió de hombros mientras comenzaba a usar el martillo contra una gran pieza de metal, con el sonido que dificultaba seguir hablando, ella hizo una reverencia y caminó hacia su banco de trabajo confundida.