4. La defensa de Leah.

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Artículo 4: Nunca debes subestimar al enemigo.

Leah

Visitar la tumba de Michael era algo que hacía casi semanalmente. Mi psiquiatra dijo que era un proceso que debía ir curando y que poco a poco dejaría de sentir esta necesidad por no abandonarlo.

— ¿Quieres que te dé tiempo libre? – dice Caroline a mi lado. Suele acompañarme cuando los niños están en la escuela.

— Solo unos minutos. Quiero hablar con él.

Caroline se agacha a mi posición y deja un beso en mi frente. Ella siempre ha estado ahí, en mis mejores y peores momentos.

— Te quiero.

— Y yo a ti.

Miro la tumba que lleva plasmada el nombre de mi esposo, junto con una pequeña dedicatoria de sus hijos. Han pasado exactamente dos meses desde que Michael murió. El cúmulo de emociones se siguen paseando por mi sistema, pero ya no lloro todos los días.

— Hola, míster arrogante. – digo, acariciando una de las rosas rojas que acabo de colocarle. – Mi amor...

Hoy es la audiencia de formalización de investigación contra Hunter. El fiscal del caso presentará los hechos y el delito por el cual se le culpa. Es la primera fase del proceso, donde se sabrá si el delito se configura para iniciar una investigación en su contra.

— Es hoy, mi amor. – miro al cielo, tratando de buscar un atisbo de él. – Es el primer paso para que tengas justicia... Para que nosotros tengamos justicia.

Puedo sentir su mirada de reproche al ver que estoy cegada por la venganza. Michael odiaba hacerle mal a la gente y siempre solía verle el lado positivo a las cosas. No odiaba, perdonaba; y esa visión de ver el mundo de forma positiva le costó la vida.

— Sé que en este momento debes estar pensando que soy una insoportable por venir semanalmente. "Dios, déjame descansar", estoy segura de que dices eso continuamente. – sonrío, con lágrimas en mis ojos. – No puedo dejarte, mi amor...

Nunca abandoné a los que amaba, en cambio, gente que me amaba si me abandonó a mí, de las maneras más viles y dolorosas.

— Y lamentablemente me vas a seguir teniendo aquí, porque jamás te dejaré descansar. Siempre vivirás en mi mente, en mi corazón y en nuestros hijos. – me limpio las lágrimas que me nublan la vista. – Harriet está sonriendo más, Henry tiene unas gafas tan "cool" que ahora todos sus compañeros quieren ser su amigo y Harry está aprendiendo español, porque no se quiere sentir inferior a sus hermanos. Si lo vieras, le pide a mi mamá que le hable solamente en ese idioma. – sonrío.

— Sé que los estás cuidando como un ángel guardián, – trago grueso. – y necesito que lo hagas, porque no estoy segura de que pueda cuidarlos yo sola. Te lo prometo que lo intentaré, mi amor; pero habían cosas que solo tú sabías hacer...

— Te extraño, míster arrogante.

No puedo aguantar mis lágrimas. Me lanzo a llorar en su tumba con ese dolor que me carcome por dentro. Perder a alguien que amas duele de una forma inimaginable, tanto que no sabes como curar ese dolor que vive constantemente contigo.

Pierdo la respiración. Estoy teniendo uno de esos ataques de llanto por los que siempre paso cuando vengo a visitarlo. Me relajo cuando siento como alguien me abraza por los hombros.

— Estoy aquí, Leah. Ahora y siempre. – caigo a llorar en los brazos de Caroline, quien es mi soporte para descargarme. – Puedes llorar, desahogate y saca todo eso que te carcome.

Que la ley nos repare | Tom Hiddleston [LIBRO 2]Where stories live. Discover now