8. Un beso con sabor a traición.

295 52 44
                                    

Tom

Leah estaba completamente destrozada.

La prensa amarillista la había hecho pedazos. Decir a viva voz que había dejado el luto de lado por su abogado no la dejaba en una buena posición.

Ni siquiera quería hablarme y no podía culparla por eso.

— ¿Sabes como está? —le pregunto a mi hermano, que yace parado en el bar de mi oficina.

— Más tranquila. Sus hijos le hacen bien, Tom. —responde Chris—. ¿Todavía no te habla?

— No, se comunica conmigo por medio de Rosalie. —suelto un suspiro. Hace cinco días que no sé nada de ella.

Chris me mira fijamente, como buscando que decir.

— Creo que las cosas deberían quedarse así, Tom. Sabes de las conexiones que tiene Jamie Williams con la prensa; a la mínima acción van a destrozarla.

¿Qué puedo responder a eso? "No, Chris. No quiero alejarme de ella".

Prefiero quedarme en silencio.

— Hermano, sé que te habías acostumbrado a su presencia. —dice, acercándome un vaso de Whisky que recibo—. Pero esto no le hace nada bien.

— Lo sé, Chris...

— Lo mejor sería guardar las apariencias.

— ¿Desde cuando te preocupan tanto las apariencias?

— Pues, desde que la prensa la está destrozando por la cercanía que están teniendo. —encoje los hombros, poniendo esa cara seria que vislumbra la verdad de sus palabras—. Eres su abogado, el mejor que podría tener. Pero le haces mal, Tom.

No puedo evitar soltar una risa sarcástica.

— Eso es ridículo, Chris.

— ¿Vas a negarme que en este tiempo que han pasado juntos no llegaste a imaginar que podría pasar algo más? —desvía los ojos ante mi silencio—. Eso pensé...

— ¿Sería muy loco el siquiera vislumbrar un futuro?

— ¿Eres idiota? —dice, ofuscado por la situación—. Su marido se murió hace cuatro meses, Tom. ¿Crees que Leah está buscando inmiscuirse en otra relación? El maldito de su ex mató al hombre que amaba... Créeme, en lo último que piensa es en un futuro contigo.

Desvío la mirada, procurando que no note lo mucho que duelen sus palabras.

— ¡Eres el maldito abogado que la ayudará a buscar justicia! —levanta la voz, tratando de hacer entender a un necio—. ¡Compórtate como tal!

— ¡Estoy haciendo todo lo que está a mi alcance, Chris!

— Pues esfuérzate más. —golpea el vaso en la mesa—. Te he visto ganar casos más complicados. ¡Ponte los malditos pantalones, deja tus sentimientos de lado y haz tu trabajo!

— ¿Por qué mierda estás tan agresivo?

— Porque estoy harto de que te sigas comportando como si nada hubiese cambiado, Tom. —se sienta en uno de los sofás—. Leah ya no es tu pasante, ni tu ex amorío, es tu cliente. ¿Cuándo le has fallado a un cliente?

— Nunca. Gane o pierda, siempre doy el 1000%.

— Entonces no le falles a ella...

Termino de beber mi vaso de whisky. Mi garganta arde por la sensación del licor, así que carraspeo para disminuirlo.

— Leah es parte de mi familia, Tom. —dice, pensante—. Soy su padrino de bodas... Un día me prometí que la protegería y eso te incluye a ti.

— Vaya hermano tengo. —suelto, en tono sarcástico.

Que la ley nos repare | Tom Hiddleston [LIBRO 2]Where stories live. Discover now