Capítulo 1

13.9K 704 229
                                    

Camino en el bosque sigilosamente con mi arco en una mano y la flecha en la otra, esperando encontrar a alguna presa o algún animal inservible para asesinar. Tengo cuidado de los viperlobos y de los thanator, quienes son los más temidos por nosotros, podrían asesinarme sin mucho esfuerzo. Pero no estoy aquí por ellos, si no por lo que sí está a mi alcance.

Cuando veo a la especie más débil e inofensiva de las aves, encajo la flecha en mi arco y me preparo para disparar, hasta que comienzo a escuchar voces a lo lejos. Mis orejas apuntadas hacia el cielo se mueven panoramicamente dependiendo de donde aparecen los sonidos. Bajo mi guardia y me encamino por donde escucho las voces.

Hasta que a lo lejos, detrás de unos árboles veo a dos chicos molestando a una chica, mi sangre comenzó a hervir de la furia.

—Eres un alien, rara—le dice uno tomando la muñeca de la chica, tocando su dedo meñique, pues nosotros, los originales na'vi solo tenemos cuatro dedos, no cinco.

—Déjame—gruñe ella intentando zafarse del agarre de él.

Pero no sirvió de nada porque él la tomó del pelo y luego la empujó para hacerla caer de cara al piso, y sin poder aguantar más, salí de mi escondite corriendo hacia ellos. Al que la empujó, le pateé en el pecho con todas mis fuerzas dejándolo sin aire y al otro que solo se reía de ella, le di unos puñetes hasta ver que alguna parte de su rostro comience a sangrar.

Gruñí cuando los dos se pusieron delante de mí. La chica también gruñe, pero es insegura al hacerlo, y en el fondo de mí, lamento que sea de esa forma.

En medio de los árboles aparecen dos chicos más, apresurados y nerviosos, pero enojados a la vez.

—¿Qué está pasando aquí?—pregunta el mayor—¿estás bien, Kiri?—me volteo para ver la respuesta de la chica, quien asiente con la cabeza, aún algo nerviosa.

—Será mejor que se vayan de aquí—advierte el menor, pero al no ver reacción de ninguno de los agresores, gruñe y vuelve a hablar—que se vayan.

—¿O qué?—cuestionó el chico que antes se burlaba de los dedos de la tal Kiri, eso solo me hizo enojar más.

—Eres imbécil—logré decir antes de darle otro puñete y treparme encima de él, caernos juntos y continuar golpeándolo, nadie intervino, pero cuando la posición cambió y ahora él me estaba golpeando a mí, alguien intervino.

El mayor lo pateó y gruñó, ambos tuvieron un duelo de miradas, hasta que las orejas del agresor se inclinaron hacia atrás en modo de obediencia y rendimiento. Ambos agresores se fueron corriendo, haciendo sonidos de furia.

Yo me enderecé y me puse en pie, rechazando la mano del chico mayor cuando me la ofreció. La chica Kiri me dio las gracias por ayudarla y lamentaba haberme puesto en peligro, pero le dije que no había ningún problema. Puedo soportar todos los golpes, pero ella parece ser inofensiva, y debemos cuidar a quienes lo son.

Busco mi arco con la mirada, pero lo encuentro quebrado en dos en el lugar en donde caímos los dos anteriormente, que tonta fui. Algo en el pecho se me encogió al recordar lo importante que es este arco para mí. Paso al lado del chico y voy directo hacia mi arco dañado, arrodillada en el piso. Solo suspiro y vuelvo a ponerme de pie.

—¿Estás bien?—pregunta—¿cómo está tu arco?—Su voz es suave pero varonil, parece ser alguien pacífico.

—Está perfecto, ¿no lo ves?—sonrío falsamente.

Él sonríe, pero no parece haberle divertido.

—¿Cuál es tu nombre?

Pensé unos segundos antes de responderle.

NeteyamWo Geschichten leben. Entdecke jetzt